Autor: Guillermo Salvador Santos de Alba
La pregunta surgió después de
enterarme que un ex alumno había muerto.
Era de los alumnos que siempre sacaban el comentario positivo en clase,
a pesar de que por dentro él no estuviera tan bien. Era simpático y una persona
querida por sus amigos y compañeros de generación, creo que así lo recordarán.
El hombre es el único ser vivo
que al tomar consciencia entiende que lo único que le queda es vivir, porque se
va a morir y cuando decide cargarse de la realidad de otros, también se carga
con su muerte. Con el paso del tiempo puede hacerse participe de una religión y
que esta sea el medio para ayudar al desarrollo de su espiritualidad.
La pregunta por la muerte es
general y las grandes culturas la han realizado con el paso del tiempo, como si
fuera una de las preguntas esenciales para el desarrollo de las culturas, pero
¿qué pasa con los que nos quedamos?, ¿cómo recordamos a los que se van?
Las personas dejan huella en
nosotros por el simple hecho de dejarlas entrar a nuestras vidas, hay quienes
la marcan más que otros y hay a quienes marcamos más que otros. La experiencia
dice que cuando uno encuentra un lema para vivir, lo toma como bandera para
estarlo transmitiendo a otros; “ser con, para y por los demás”; es una actitud
y un ejercicio que lleva a demostrar el amor a los que nos han sido dados por
la vida, por Dios o por el destino si se quiere llamar así, en mi caso es por
los que se han cruzado en mi camino gracias al Padre y sus hermosas Diosidencias.
Aquí no trato de llegar a una
respuesta, sino que, simplemente es generar una reflexión sobre la pregunta del
inicio del texto ¿cómo quiero ser recordado cuando muera?
Estamos por entrar a una de las
fiestas que le da color a la cultura mexicana. Esa fiesta en la que recordamos
con una ofrenda a todos aquellos que se nos han adelantado en el camino. A esos
que por alguna razón ya están en la presencia del Padre gozando de la vida
eterna. Los recordamos, porque hay amor que continua vivo de ellos en nosotros,
porque nos marcaron en vida y eso es lo que recordamos.
Ser recordado significa que
alguien te vuelva a llevar al corazón (esto desde la raíz de la palabra re cardios). Hay recuerdos que vienen de
la alegría, otros de la nostalgia, otros por la culpa de no haber dicho tal o
cual cosa, pero como explica esa frase “en vida hermano en vida”. Con esto,
solo quiero compartir que, por cultura, tenemos presente a aquellos que se nos
han adelantado, porque constantemente estamos trayéndolos al corazón, a la vida
y desde el amor que han dejado en nosotros.
Cada uno elige cómo vivir, hay un
sentido de responsabilidad y de interés que se lleva al final y es hacerse
cargo de la vida con, para y por los otros. He ido entendiendo la vida que
surge cuando recordamos a los que se nos han ido, significa un pasar la
estafeta, porque de alguna manera amamos y vivimos como ellos nos enseñaron. Al
final es reconocer que construimos nuestra huella con el cargo que nos han dado
para dar más vida, entonces es cuando reconocemos que no se han ido del todo.
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