José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más al autor, haz click aquí
La vida transcurre. En el camino nos topamos con alguien que hizo algo que sentimos que nos afecta, que no corresponde a nuestros intereses, que nos deja insatisfechos.
Acudimos con nuestros padres, los profesores y directivos de la escuela, los jefes en el trabajo, la fiscalía en nuestras ciudades... Y nos quejamos, denunciamos, acusamos. Mientras alguien toma nuestro asunto en sus manos solemos preguntar: ¿y qué les van a hacer?
En el fondo, no preguntamos... Expresamos un deseo: que mi mamá los castigue, que el maestro o el director los castiguen, que el Estado -la gran abstracción que creamos para intentar garantizar la vida social, política y económica- los castigue.
Si rompieron la norma o la ley... que los castiguen... Y así todo quedará solucionado, porque se ha restituido el daño hecho...
Pero pasan las cosas y resulta que no, que no quedó solucionado todo, aun cuando en parte sí. Si alguien cumple el castigo, muy posiblemente reincidirá en espera de que le pongan tal vez otro castigo y lo vuelva a cumplir. Porque en realidad no lo afecta. En realidad, cuando se trata de nuestra interacción con los otros, solo el mirarlos a ellos, mirarnos a nosotros, entender que más allá de lo que haya sucedido, deberemos seguir interactuando, continuaremos siendo responsables de que el mundo que vivimos pueda ser mejor... El interior, el exterior, el social, el físico...
Convivir para ser humanos... Convivir de tal manera que sea posible... Convivir resolviendo diferencias, errores, continuando el camino... Y ante ello la punición y el castigo resultan insuficientes. La convivencia social humanizante es una permanente invitación a construirnos, a solucionar problemas, satisfacer necesidades e intereses, comprendiendo, comunicándonos, reconociéndonos, restaurando los lazos sociales que rompemos pero que necesitamos para seguir siendo por, con y para los demás en la interacción que nos adapta a la realidad y al mismo tiempo nos invita a transformarla para que todos quepamos, de alguna manera.
Esta semana tuve la oportunidad de charlar con Claudia Alonso (conócela siguiendo este vínculo: https://misapuntesenelcamino.blogspot.com/2024/06/claudia-alonso-cuellar.html). Ella es abogada y al ejercer el derecho se ha dado cuenta que es necesario que nos abramos a formas alternas de convivir que se generen en la paz y conduzcan a la paz; formas alternas de resolver lo que puede minar o fracturar o alterar la convivencia. Porque tenemos la tarea de construir el mundo y no habrá un estado que lo haga por nosotros, ni una persona iluminada y omnipotente que lo haga en nuestro lugar.
Te invito a que veas nuestra charla, trenzada con nuestro mutuo interés por la paz, desde nuestras experiencias, anécdotas y reflexiones. Da click sobre la imagen que está a continuación y mira nuestro diálogo...
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