José Rafael de Regil Vélez, si quieres conocer más de él, haz click aquí
Socorro Romero Vargas, si quieres conocer más de ella, haz click aquí
¿Víctimas o protagonistas?
En castellano la palabra "paciente" designa
a quien tiene paciencia, pero también a quien sufre, recibe o padece la acción
de algún agente: el paciente de una infección viral padece la acción de un
virus; así como el paciente de una mentada de madre es aquel a quien un agente
se la mienta. Por otra parte, se dice que alguien es agente cuando hace, cuando
actúa: un estudiante es agente de su aprendizaje cuando pone en juego las habilidades
necesarias para hacer suyo un contenido, una habilidad o para modificar una
actitud.
Hay un terreno
de nuestra vida cotidiana en la que se vuelve crucial entender la diferencia
entre ser agente o paciente -o ambas-: la medicina. Una persona es paciente
cuando es víctima de un padecimiento, pero se vuelve agente cuando toma en sus
manos todo lo que puede hacer para vivir bien.
Nada hay más
falso que pensar que un paciente es tal porque su salud es responsabilidad del
médico. Cuando alguien se vive de esta forma va a consulta, escucha al galeno
como si fuera un Dios que pronuncia sus oráculos sin intermediario alguno; que
sigue el tratamiento como si fuera magia y que basa la relación con su
padecimiento en la fe que tenga a su profesional de la salud. Este tipo de pacientes se consideran víctimas y piensan que nada hay que hacer sino ponerse en manos de un héroe salvador.
Un
paciente se vuelve agente cuando hace trabajo de equipo con su
"doctor", entiende las "reglas del juego" de la consulta
médica y se va volviendo capaz de afrontar los resultados de sus tratamientos
para entender cómo funcionan su cuerpo y espíritu a fin de llevar la mejor vida
de la que sea capaz. Es protagonista de su propia salud.
Una guía para hacer trabajo en equipo en la salud
Y es en el
corazón de esta acción responsable que se encuentran las preocupaciones y la
propuesta de Agustín Angulo Romo, médico y paciente -como él mismo se define-,
quien a finales de 2017 publicó un texto en formato de papel y digital titulado
Guía para una consulta exitosa. Sácale provecho a tu médico. El
libro fue editado por Amazon Kindle.
Desde la
introducción Agustín exhibe sus cartas: por distintas situaciones en las que lo
ha puesto la vida, como ser humano profesional de la salud, él es médico, pero
es paciente, casado con una mujer que también es médico y también ha sido
paciente en situaciones fuertes; padre de una hija paciente, aunque no médico.
Entiende perfectamente la responsabilidad que un ser humano tiene de su propia
salud, de su vivir bien o mal.
Con gusto devoré
las páginas de su obra, que tiene una estructura ideal para que el lector
obtenga de él lo necesario para que su vida diaria pueda ocurrir
funcionalmente, incluso si hubiera una situación de emergencia médica que afrontar.
Hay dos grandes apartados: en el primero está la explicación y las sugerencias
para hacer trabajo de equipo con el médico -o los médicos- con quien se deba
interactuar para atender nuestros procesos ordinarios de salud y también los
extraordinarios que hay que atender de manera inmediata. En la segunda, hay un
elenco de situaciones con las que podemos toparnos en la casa, el trabajo
o la calle y que estaremos en capacidad de afrontar mejor si las entendemos y
logramos saber qué hacer en ellas.
Con lenguaje
accesible a todo público y el apoyo de diversos recuadros con informaciones
puntuales y prácticas enmarcadas en las leyendas "Sabías qué.." o
"Recuerda que" el doctor Angulo describe el proceso que hay que
seguir para la consulta y el tratamiento médico, al tiempo que sugiere la forma
en la que todos podemos tener la información personal en una "ficha
clínica" que concentre la historia de nuestra salud y que sea útil para
nosotros mismos y para los especialistas que consultemos.
De la mano lleva
al paciente por las tres grandes fases de la relación ordinaria con el médico y
que comienza con sugerencias para escoger galeno. Acto seguido nos involucra en
el proceso de hacer un diagnóstico y que requiere que demos la mejor
información posible para que el médico logre entender nuestro padecimiento y
sugiere enfáticamente que esta fase no termine hasta que hayamos comprendido
todo lo que el profesional de la salud deba decirnos para que hagamos equipo en
el tratamiento.
Una vez obtenido
el diagnóstico deberá venir una fase que exige toda la responsabilidad
necesaria como pacientes agentes, a fin de que nos acerquemos a los resultados
esperados y que nos debieron haber sido informados previamente. La importancia
de esto radica en que va a ser más fácil reencauzar la labor si no desaparecen
los síntomas o surgen nuevos y debe modificarse la prescripción o nos deben
derivar hacia algún especialista.
Hay en todo
momento una invitación a que confiemos en la profesionalidad del médico, quien
con los estudios y la experiencia es capaz de situar nuestros síntomas y la
información que recibe en un cuadro más amplio de lo que nosotros o nuestros
conocidos podríamos hacerlo. Nos da sugerencias para entender cuándo hay una
emergencia y allí no se va a consulta, sino se acude directamente a un
hospital. Para ello la segunda parte de la obra elenca las situaciones que
ordinariamente podemos encontrar y nos dice cómo atenderlas en tanto recibimos
ayuda médica.
Vale la pena leer la guía
Se busca pacientes - agentes, de esos que saben que la responsabilidad de su salud es de ellos y que solo se puede delegar en caso de gravedad extrema.
La Guía para
una consulta exitosa, del doctor Agustín Angulo Romo, llena un vacío en la
bilbiografía de salud accesible al gran público. Es un verdadero esfuerzo por
humanizar la relación paciente médico, y da herramientas para poder dar el paso
de una paciente-paciente a uno paciente-agente.
Si quieres
adquirilo en la región de Puerto Vallarta y la Rivera Nayarit puedes acudir a
su consultorio; si estás en cualquier otro lugar del mundo, entra a www.amazon.com y
búscalo en la tienda Kindle: podrás leerlo en un dispositivo de esa marca o
cualquier computadora, tableta o teléfono inteligente. Se trata de una obra que
tener siempre cerca rendirá buenos frutos para bien vivir.
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