Autor:José Rafael de Regil Vélez, datos del autor haz clik aquí
Para la gente de Alternativas para el Desarrollo,
que construye también la esperanza
Hace muchos años un pequeñísimo grupo de muy jóvenes profesionistas llegó a las comunidades de la Mixteca Poblana, armados con la esperanza de que algo se podía hacer para mitigar la pobreza al menos de ese lugar del país y con una inicial formación profesional.
Jóvenes, muy jóvenes, estaban acompañados de una gran inexperiencia y una temeraria ignorancia. Cuando las personas de los pueblos les comunicaron sus inquietudes y necesidades no tenían la menor idea de por dónde empezar, ni siquiera qué hacer. Pero tenían algunas virtudes para enfrentar lo adverso, codo a codo con quienes confiaran en ellos.
Sobre la marcha pudieron observar, escuchar y buscar información. De ello brotó algo fundamental: PREGUNTAS INTELIGENTES para encausar su búsqueda, SU INVESTIGACIÓN. Conforme fueron comprendiendo, acercándose a lo que no conocían, se les ocurrieron con los campesinos algunas ideas para poner en práctica.
Alguien antes que ellos había encontrado vestigios de las prácticas ancestrales para conservar el agua, para nutrirse y parecía factible aprender del patrimonio ancestral para abrirse al futuro. Y así comenzó un diálogo con la realidad que se ha prolongado durante más de cinco lustros en búsqueda de agua, de una forma de relación con el medio que permita proveer mejor alimentación. Agua y comida para paliar la pobreza y, ¿por qué no? Para generar opciones productivas que mejoren los ingresos; para tener empleos y mitigar la migración o dar dignidad a quienes se quedan, en tanto los hombres del lugar buscan opciones lejos de su tierra.
Hoy las cosas allí son diferentes. No mucho, pero sí lo suficiente como para que haya más agua en las comunidades, más de 2000 pequeñas represas y mantos freáticos enriquecidos. La alimentación diaria se ha balanceado con maíz, frijol, calabaza y amaranto. Hay parcelas donde hace algunos años sólo había tierra agreste.
Y aquellos jóvenes –con quienes se les fueron sumando- hoy son personas maduras, enriquecidas con la sabiduría de tanto observado, entendido, investigado.
Pareciera que la tarea está concluida porque las cooperativas van llevando sus cosas, que sería tiempo que quienes los acompañaron empacaran y se fueran a otros rumbos.
Pero no es así. Los desafíos son nuevos, se sigue requiriendo inteligencia, capacidad. Jóvenes profesionistas pero no los que acreditan exámenes y se titulan sin entender nada, sino aquellos que a los largo de su formación han arriesgado, buscado cosas diferentes, salido de las aulas y buscado realidades para enriquecer su formación teórica con la práctica. Profesionistas que sí sepan leer y escribir, que hayan aprendido a investigar y puedan producir el conocimiento que marca la diferencia. Profesionistas que complementen con inteligencia teórica y práctica lo que la sabiduría de las comunidades ha convertido en un patrimonio inestimable de vitalidad enmarcada en tradición. Mujeres y hombres profundamente compasivos y solidariamente bien informados y formados.
Como en la Mixteca Poblana en donde haya problemas que desafíen la dignidad humana y esperanza para que el mundo sea más incluyente, de todos modos se necesitan profesionistas y no solo meros titulados universitarios.
Publicado originalmente enSíntesis Puebla, el 12 de noviembre de 2011. Actualizado el