Autora: Tanya Arellano Gómez. La autora es filósofa, con más de 20 años de experiencia universitaria. Ha trabajado en instituciones como la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, la Universidad Iberoamericana Puebla y la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.
El presente texto corresponde a la conferencia del mismo nombre presentada en Guadalajara, Jal. el 17 de octubre de 2019 en el ciclo Filosofía en el fondo, del Fondo de Cultura Económica.
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Filosofar es dialogar: es un acto de esperanza
compartida.
E. Nicol, Prefacio del temor en el “Porvenir de la
Filosofía.”
Comienzo
agradeciendo la invitación a esta conversación, no solo en un sentido personal,
(para mí) sino también en general, como espacio de diálogo, de búsqueda y apertura,
como un oasis en un desierto de prisa y sinsentidos, de respuestas a cosas que
nadie ha preguntado… agradezco este espacio de humanización, de construcción de
lo humano.
Las ideas que
propongo a ustedes esta tarde tienen la intención de compartir el diálogo y el
pensamiento, (el logos en el sentido
original de palabra y razón) en torno a la modernidad.
- Logos, expresión y construcción de lo humano
- Logos constructor de comunidad humana
- Crisis de la razón dialógica, el logos que solo significa
- Bulo
Plukrose, Lindsay y Boghossian. Un desafío contemporáneo a la criticidad
1. Introducción
De la modernidad
pueden decirse sin duda muchas cosas, muchas buenas, otras no tanto… en esta
plática me gustaría referirme a la característica más identificada de la
modernidad: la razón humana, el logos
de los griegos. La modernidad en la historia de Occidente es
el período que se distingue por la afirmación del individuo y por el uso de la
razón humana más allá de la censura de la Edad Media. No olvidemos que este tipo de pensamiento
surge en un contexto lleno de cambios, de un mundo que está creciendo muy
rápido y donde las explicaciones de la realidad heredadas del medievo se van
quedando cortas, las explicaciones del pasado dejaron de funcionar. El hombre busca algo que le de firmeza, más
allá de la religión y encuentra en la razón este criterio que le ayuda a
descifrar este mundo nuevo. Este entusiasmo por la razón, lleva al hombre a
descubrir y pensar cosas antes inimaginables que ayudan también a ensanchar ese
mundo. Las preguntas de la modernidad
muestran un hombre libre con una razón libre.
Las preguntas que
mueven a la formulación de la certeza cartesiana ¿cuál es la diferencia entre
la vigilia y el sueño?, ¿en qué fundar la existencia de lo real?, etc. muestran
esta razón que busca y no encuentra límite en la indagación. Este es un primer
elemento de la razón moderna que creo que deberíamos revisar y recuperar, el
entusiasmo en la búsqueda racional y la libertad en dicha indagación.
La afirmación cartesiana
que tradicionalmente se considera como la inauguración de la modernidad,
el “Je
pense, donc je suis” nos habla de
una certeza en la que se funda todo lo real, una certeza que sostiene sólidamente,
que no defrauda… una certeza en la que se cree
firmemente. Propongo este segundo rasgo de la razón como algo que tendríamos
que revisar antes de desechar definitivamente… la confianza en la razón
humana. La confianza en que esta razón puede sostenernos, por lo menos de
modo provisional, sin ingenuidad, pero sin escepticismo… La razón no como un
monolito inmóvil, sino como una construcción colectiva, aportes y miradas que
construyen el conocimiento de la realidad, más allá de la mera subjetividad.
Esta construcción que me permite ubicarme en un mundo que no solo yo habito.
Con esta libertad
de la razón comienza un período de logros y descubrimientos, la razón nos
permite alcanzar los sueños y soñar cada vez más… el progreso se vuelve
entonces la manera moderna y secular (no
religiosa) de la salvación, de la
trascendencia. El progreso marca el
rumbo y el camino de la historia, criterio supremo de valoración de la
realidad. El progreso hace evidente el
cambio y permite medirlo (cuantificarlo). Lo cual resulta muy atractivo y casi
irrefutable.
No estoy en contra
del progreso ni de sus evidentes virtudes, entiendo bien el entusiasmo que
provoca en las personas al hacer la vida más sencilla, más cómoda, más larga,
más segura, más higiénica, más saludable, más indolora… lo que me gustaría
aclarar es que la brillante luz del progreso nos deslumbró y nos llevó a buscar
el provecho de ese progreso en cada una de las esferas de la realidad.
Así fue como
llegamos al modo más eficiente de acabar con vidas humanas. Hay quien culpa a
la razón moderna y eficiente de los horrores de los campos de exterminio, no
porque los nazis estuvieran inventando la crueldad y las torturas, sino porque
fue un modo muy “racional” y eficiente de lograrlo. Los campos fueron diseñados como “líneas de
producción” eficientes, de modo que las ejecuciones fueran rápidas y efectivas.
Pero usar a la razón solo como un medio para un fin “inhumano” es despojarla de
su función principal que consiste en la comunicación, en el vínculo con los
otros. Esta es la razón que hemos
llamado “instrumental”, que puede ser
utilizada para diferentes fines. Este
rasgo de la modernidad, provocado por el “control” desmedido proveniente del
entusiasmo por los evidentes logros del progreso, es solo un modo de usar la razón, pero no es el
único, y es contrario al sentido original del logos griego (palabra y razón) pues muestra un aspecto inhumano de
la razón y de este modo configura lo que somos.
La razón que no da
razones, (solo resultados) es solo el
álgebra de la acción. Y en este afán nos constituye. (nos vamos haciendo de cierto modo en gracia
al tipo de razón que utilizamos).
2. Logos,
expresión y construcción de lo humano
Hacer filosofía es
hacer ideas del hombre (aunque el tema no sea antropología). Cada idea desde la filosofía nos muestra un
rasgo de lo humano y a su vez configura a lo humano desde estas ideas. Hacer
filosofía es construir al hombre. Una
característica fundamental del hombre es la expresión, somos expresión y estas
expresiones nos permiten también conocernos. El elemento del autoconocimiento
configura lo que somos. El “Conócete a ti mismo”, inscrito en el templo de
Apolo en Delfos, no es un saber curioso, ni un saber menor. Saber de sí es fundamento de la
autoconsciencia y piedra fundante en la construcción de lo humano en el
hombre. Dice Eduardo Nicol en El Porvenir de la Filosofía, que: “…el
infrahombre es el que no tiene idea de sí mismo; esta idea es la que se puede
obtener de la filosofía” (Nicol, 1985: 187)
La razón humana
(el logos) establece una relación
“pura” en un doble sentido: primero con el ser, tratando de conocerlo solo como
es en sí mismo y segundo, una razón pura debido a la forma purificada de
relación interhumana (ateniéndose al ser, más allá de la conveniencia
individual).
La filosofía y la
ciencia en general tienen la intención de hacer patente al ser, de manifestar
su presencia. El ser ya está presente en
las cosas, la tarea de la razón es iluminarlo para hacer patente esta
presencia. La razón ilumina,
muestra… el trato habitual con las cosas
no las ilumina, es la razón lo que las esclarece.
Esta disposición
racional de conocer al ser y hacerlo presente frente a los ojos humanos altera
también la relación con el otro a quien (le) presento al ser y con quien lo
comparto. El interlocutor no queda
excluido de la relación de verdad con las cosas. (que yo conozca este libro y que así lo
nombre, me relaciona con el libro y también con ustedes, con quienes comparto
esta palabra, este conocimiento, con quienes puedo hablar del libro…)
3. Logos constructor
de comunidad humana
De hecho la
relación con el otro, completa la visión del ser que se tiene en la experiencia
individual. Esta experiencia racional de
relación con el ser modifica mi relación con el otro, quien se vuelve más
cercano al compartirla, (el conocimiento
racional de este objeto nos une… estar de acuerdo en lo que ES en sí mismo, más
allá de la conveniencia personal me permite establecer un lazo con el otro). “El
juego de las opiniones discrepantes se desenvuelve en el terreno acotado por
una evidencia compartida” (Nicol, 1985:189). “…la evidencia no es una opinión en la que,
por accidente, muchos concuerdan” “…con el entendimiento entendemos incluso
mejor la opinión discrepante; con la razón discernimos las razones del otro.” (Nicol, 1985:189). Apelar a la razón, nos permite reunirnos en
un terreno neutral más allá de la subjetividad individual. Esta razón nos une y nos construye
íntimamente, es la razón en la que pensamos lo que somos)
“Entender es
entenderse con palabras” (Nicol, 1985: 190) es por esto que el verdadero problema
no es la razón, sino el paso del régimen de la razón al de la sinrazón,
(postverdad) a un vivir una vida
donde no sea importante dar razón de las cosas, donde no se requiera conocer al
ser ni hablar de él con palabras de razón.
Frecuentemente no
somos conscientes de que nuestra existencia está basada en el logos, pero lo que somos y el modo en
que lo somos, está configurado por nuestra manera de hablar y de pensar. Creemos que es imposible que el logos desaparezca, como si fuera imposible
el “enmudecimiento” humano… sin embargo desde hace algunos años estamos frente
a una forma no-dialógica del logos, frente a un tipo de palabra que suena pero
no comunica, transmisión sin auténtica comunicación.
Renunciar a la
razón que busca la verdad es renunciar a un orden de coexistencia con el otro y
con las cosas, que ensambla la comunidad (Es el hecho de definir, ordenar,
acomodar la realidad, lo que otorga certeza de las cosas y del lugar que ocupa
el hombre frente a los demás, a lo demás y frente a sí mismo. Cuando nos quedamos con la razón meramente
instrumental, vaciamos de sentido la palabra al tiempo que nos vaciamos de sentido. Pero no olvidemos que ésta no es La Razón,
es solo un modo inhumano, de usarla.
No estamos
atribuyéndole a la razón la característica de “infalibilidad”, bien podemos
errar en el intento por conocer, sencillamente nos referimos a que este
esfuerzo honesto en la búsqueda del ser,
y depurado de las conveniencias personales, es lo que permite la
construcción del vínculo de “verdad” con la realidad y con los demás. “…el entendimiento entre personas es el fin que buscamos con el entendimiento entre
las cosas” (Nicol, 1985:191). Este es el
sentido de la razón humana. Incluso una verdad
puede hacerse comprensible en una formulación defectuosa del lenguaje, y de modo
contrario, una formulación perfecta (con rigor intachable) puede ser
incomprensible y en ese sentido no cumplir con su objetivo final. El carácter esencial del logos es su capacidad dialógica.
El rigor formal no es fin, sino medio para el entendimiento de sí y de
la realidad.
Para que la razón
rinda su fruto debe haber consenso y confianza,
El consenso no construye a la razón, la sostiene o la cuestiona, la
analiza… en todo caso la razón sirve de
base al consenso… si no es así, el
consenso se sostiene poco… (algo que puede sostener al consenso, que no sea la
razón, puede ser el interés, pero este dura, solo mientras dura el interés…)
4. Crisis de la
razón dialógica, el logos que solo significa
La razón que
estamos criticando ahora es aquella en la que se pierde la intención de verdad, “…el uso de razón como iluminación comprensiva del ser” (Nicol, 1985:193) (que
comprende al ser y a los sujetos que participan de esa evidencia común.) Lo comunicado no es solo un contenido que se
transmite de una inteligencia a otra, es el nexo que construye la comunidad de
dos seres completos, a través del conocimiento del ser.
Le seguimos
llamando comunicación puesto que
existen símbolos comunes que permiten la inteligibilidad del mensaje, pero
prescinde de propósito vinculatorio. Es
totalmente impersonal.
Existe una ruptura
entre la razón que expresa al sujeto (la
que comunica) y la razón puramente significativa; esta razón práctica que solo
se refiere al nombre de las cosas para usarlas, una suerte de código,
impersonal, sin vinculación de quien lo
dice con lo que se dice, ni a quien se dice… El
problema está en que esta separación, se convierta en el modo “normal” (casi único)
de relación con lo real. Esto es lo que
estamos calificando de inhumano,
porque fragmenta al hombre, no lo considera completo.
La verdad de razón
expresa la condición del ser que busca a la razón como base común de
entendimiento. (no solo el gusto, no solo el interés…) La razón (o el lenguaje) vaciada de
expresividad, es como un álgebra que organiza la acción fuera del interés de la
verdad. Como hemos dicho antes, que suena pero no expresa. El logos es
expresivo mientras es procurador, buscador de la verdad. Se vuelve inexpresivo
cuando su única finalidad es la de procurar bienes y servicios. En esto consiste la crisis de la razón
dialógica.
Esta crisis de la
razón dialógica se expresa también en el la visón mecanicista del mundo, de
esta consideración del universo como un gran mecanismo donde cada parte tiene
una función que debe cumplir de modo eficaz.
Incluso el cuerpo humano funciona como parte de este gran mecanismo. Cada órgano, cada articulación, cada hueso,
cada célula tiene su lugar en este orden eficiente. Se toma al hombre por
“partes” no como un todo completo e individual.
La conversación
través de la razón y no solo de la emoción o de la conveniencia,
(independientemente del tema que esta razón aborde) es un acto racional, donde
lo que se pretende es argumentar: hablar del ser con palabras de razón. Pero si
eliminamos esta posibilidad humana de relación con las cosas que consiste en
conocerlas, de verdad, si desconfiamos de la razón y de su capacidad de
ponernos frente a la realidad común, corremos el riesgo de quedamos en el
pantano de las opiniones (relativismo) y las dudas (escepticismo).
5. Bulo Plukrose, Lindsay y
Boghossian. Un desafío contemporáneo a la criticidad
Justamente hace un
año, nos enterábamos del caso del matemático James A. Lindsay, la editora Helen
Pluckrose y el filósofo Peter Boghossian, tres intelectuales norteamericanos de
izquierda, quienes redactaron 20
artículos de investigación llenos de terminología, pero sin fundamento alguno,
y los enviaron a publicaciones internacionales (el tipo de artículos que suman
muchos puntos académicos…) La finalidad
de este trabajo era evidenciar que incluso en publicaciones prestigiosas y
reconocidas hemos caído en el relativismo y en el exceso de no tener que
demostrar las propias afirmaciones. Se
acepta como verdadero si “suena bien” y
si halaga las concepciones ideológicas de los editores.
Estos tres
intelectuales utilizan el término: discurso del agravio, para referirse al
discurso usado en los estudios
reivindicativos (género, raza, sexualidad). El tipo de discurso es usado en
el ámbito académico para aceptar sin mayor demostración o fundamento cualquier
afirmación que suene “reivindicativa” de alguna minoría y descalificar
cualquier afirmación que suene a lo contrario. Plukrose, Lindsay y Boghossian, publicaron en la revista electrónica Areo, el artículo: Academic Grievance Studies donde explican el bulo.
Varios de los
trabajos enviados a estas revistas fueron efectivamente publicados, algunos
estaban en revisión cuando se descubrió el engaño. Incluso el artículo "Reacciones
Humanas a la Cultura de la Violación y la Performatividad Queer en el Parque de
los Perros en Portland, Oregón" (“Human reactions to rape culture and queer
performativity at urban dog parks in Portland, Oregon”), que fue
publicado en mayo 2018 en la revista: Gender, Place & Culture,
recibió muchos elogios y fue honrado como uno de los 12 artículos que
aparecieron en el volumen que celebraba el 25 aniversario de la publicación.
Actualmente aparece cancelado con la palabra “REJECTED” y tiene 50,499 vistas en la página de la
revista[1] La razón que ha dado la revista para que el
artículo aparezca rechazado (rejected) es que fue firmado por “Helen Wilson”,
persona que en realidad no existe, lo que sorprende es que no haga ninguna
referencia al contenido del artículo.
Este hecho tiene
antecedente en 1996 cuando el físico Alan Sokal envió el artículo académico:
“Transgrediendo fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la verdad cuántica” a la prestigiada revista postmoderna de
estudios culturales, Social Text
publicada por la Universidad Duke de Carolina del Norte. El artículo sostenía que “…la “gravedad cuántica”, entre otras
cosas, es un “constructo” social y lingüístico y que “la crítica feminista y
posestructuralista [...] han revelado que la ‘objetividad’ es una fachada tras
la cual repta la ideología de la dominación”. (Sheridan: 2018, 80)
Respetar y
reivindicar a las minorías y a quien han sufrido discriminación no solo en su
persona, sino de modo institucional a lo largo de la historia, es necesario y
urgente, es una obligación de todos como sociedad y de cada uno de nosotros
como individuos. Sin embargo con la
falta de seriedad y rigor en las apologías de las poblaciones discriminadas,
logramos justamente lo contrario.
Cualquier idea que
se imponga sobre otras, sin la posibilidad de diálogo, rompe la comunicación y
se convierte en ideología. Despoja al logos de su característica fundamental de
construir comunidad, de ser palabra que forma al hombre y a la realidad misma
al ofrecer un conocimiento del ser a través de la razón.
¿Que por qué
lo hicieron? Los autores responden: “Porque somos racistas, sexistas,
prejuiciosos, misóginos, homofóbicos, transfóbicos, transhistéricos,
antropocéntricos, problemáticos; porque somos unos hombres blancos
privilegiados, bullies, ultraderechistas, heteros (y una mujer blanca que demuestra
su misoginia internalizada en su afán de aprobación masculina). Nada de eso es
cierto, pero no importa: de eso seremos acusados.” (Sheridan: p.80)
“Esperamos ser
redimidos después. Los temas de género, raza, sexualidad y cultura tienen una
enorme importancia social y requieren ser estudiados con mucha atención y con
todo el rigor académico, más adelante nos daremos cuenta de que merecen más
atención de la que ahora reciben.” (Areo,
Academic Grievance Studies)
Cuando se
descubrió el bulo hubo opiniones encontradas, fue aplaudido por Steven Pinker y
Jonathan Haidt y hubo también quien se enojó con las revistas que publicaron
los artículos, quienes se enojaron con los autores y quienes se enojaron con
ambos… Posiblemente argumentar e intentar demostrar en un ensayo muy serio, que
existe un problema en los criterios de selección de artículos académicos, no
tiene el mismo efecto que evidenciarlos públicamente… Lo que podemos decir es
que la verdad se funda en la confianza y poner en evidencia el sistema y los
criterios de selección de artículos académicos, no construye esta confianza,
solo pone de manifiesto la necesidad de ser más serios y objetivos al
respecto. Señalar dónde está el
problema, solo es el primer paso para su solución. Pero ya es un paso, dirán algunos…
James Lindsay y
Peter Boghossian, dos de los involucrados en el bulo, publicaron recientemente
el libro; “How to have imposible conversations”
donde se refieren a la necesidad de aprender a dialogar de manera
efectiva, seria y conciliadora. Califican su obra como libro de “autoayuda”
para lograr esas conversaciones imposibles, pero necesarias. La necesidad y la importancia del diálogo, ya
las hemos explicado antes, por eso considero loables los esfuerzos por realizar de modo efectivo este
diálogo. (Estar aquí está tarde pensando
y conversando juntos estos asuntos, sin duda contribuye también a la
construcción de la comunidad dialógica y a la construcción de lo humano)
6. Conclusión
Como dije al principio de este diálogo, más que una
revisión exhaustiva mi intención era revisar algunos aspectos de la modernidad
en un afán de discernir lo que de ésta tendríamos que recuperar:
1.
Búsqueda
racional y la libertad en dicha indagación.
2.
La confianza
en la razón humana
3.
Utilización
de la razón para el autoconocimiento y autoconstrucción de lo humano
4.
Uso de la
razón para la construcción de la comunidad
5.
Razón
comunicativa y no simplemente significativa de objetos
Efectivamente la
modernidad nos mostró el lado obscuro de la razón, pero esa utilización
excesiva no es toda la razón. Es ciertamente una razón que no expresa lo
humano, ni construye lo humano, ni construye la comunidad humana, una razón que
divide al hombre al considerarlo solo desde el punto de vista de la utilidad
práctica, como una cosa entre las cosas…
Pero lo que hemos
dicho es que esa no es toda la razón…
Hay una razón que expresa lo humano, construye comunidad humana, reconoce al hombre como un ser completo y complejo. Una razón capaz de ser certeza en la cual sostenerse y sostener el conocimiento humano de la realidad aunque sea de modo provisional. Esta razón, este diálogo que es esperanza compartida, como dijimos en el epígrafe. Esta razón que entusiasma. Esta es la razón que debemos rescatar, fomentar, divulgar, acaso contagiar…
Desde el ámbito educativo en el que he trabajado más de 25 años, en el que creo y me siento vitalmente comprometida, veo muy claramente la tarea. Educar para la paz, educar la esperanza de las jóvenes generaciones a través de la búsqueda honesta de la verdad a través de la razón. No la verdad entendida como la iluminación estática (inerte) de un individuo, sino como una construcción humana colectiva, que apunta a conocer al ser del modo menos cercenado posible, sin intención de sacar provecho personal de este conocimiento, sin poseerlo, sino de ponerlo frente a los demás para observarlo, discutirlo, corregirlo… y construir con esto una comunidad más justa y más fraterna, donde haya espacio para todos y todas, no desde la concesión superficial y barata, sino desde la razón de verdad, la que expresa y no solo significa que construye la comunidad y nos construye humanamente en ese intento. Desde la justicia que se funda en la verdad y no el revanchismo de la falsa “reivindicación”.
Hay una razón que expresa lo humano, construye comunidad humana, reconoce al hombre como un ser completo y complejo. Una razón capaz de ser certeza en la cual sostenerse y sostener el conocimiento humano de la realidad aunque sea de modo provisional. Esta razón, este diálogo que es esperanza compartida, como dijimos en el epígrafe. Esta razón que entusiasma. Esta es la razón que debemos rescatar, fomentar, divulgar, acaso contagiar…
Desde el ámbito educativo en el que he trabajado más de 25 años, en el que creo y me siento vitalmente comprometida, veo muy claramente la tarea. Educar para la paz, educar la esperanza de las jóvenes generaciones a través de la búsqueda honesta de la verdad a través de la razón. No la verdad entendida como la iluminación estática (inerte) de un individuo, sino como una construcción humana colectiva, que apunta a conocer al ser del modo menos cercenado posible, sin intención de sacar provecho personal de este conocimiento, sin poseerlo, sino de ponerlo frente a los demás para observarlo, discutirlo, corregirlo… y construir con esto una comunidad más justa y más fraterna, donde haya espacio para todos y todas, no desde la concesión superficial y barata, sino desde la razón de verdad, la que expresa y no solo significa que construye la comunidad y nos construye humanamente en ese intento. Desde la justicia que se funda en la verdad y no el revanchismo de la falsa “reivindicación”.
Referencias y
Bibliografía:
·
González-Carvajal,
Luis. (1993) Ideas y creencias del hombre
actual. Sal Terrae. España. https://es.slideshare.net/Gatojazzy/luis-gonzlez-carvajal-ideas-y-creencias-del-hombre-actual
·
Nicol,
Eduardo. (1986). El Porvenir de la filosofía.
Fondo de Cultura Económica. México.
·
Plukrose,
Lindsay and Boghossian. (2018). Academic Grievance Studies and the Corruption
of Scholarship. (septiembre,
2019), de Areo Sitio web:
https://areomagazine.com/2018/10/02/academic-grievance-studies-and-the-corruption-of-scholarship/
·
Sheridan,
Guillermo. (Noviembre 2018). Sokaleando a
Sokal. Letras libres, 239, 80.
[1] (el
artículo que le sigue en vistas es: “La tiranía de los espacios generizados:
reflexiones desde más allá de la dicotomía de género”, con 17, 304
visitas, escrito por la Dra. Petra L.
Doan de la Universidad de Florida).
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