Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

martes, 6 de julio de 2021

¿Profesores VS tecnología? No compiten

José Rafael de Regil Vélez, si quieres conocer más del autor, haz click aquí

Una falsa competencia

"[La educación] está en crisis porque uno no tiene un modelo, porque la autoridad de los profesores está en picada a causa de los medios y de Internet. Antes, el profesor tenía una autoridad natural porque después no había nada. Hoy abres Google y sabes más que el profesor. Hay que reinventar un sistema. No es Internet lo que nos va a dar educación. Eso no forma el espíritu, pero es útil. Internet es una herramienta magnífica, pero no de cualquier manera. La escuela tendría que tener como fin demostrar que el sentido de la vida no es el consumo, sino la acción" (Lipovestki, El Universal, 28 de junio de 2014).
               El pensador galo -como muchas personas- pone en la mesa una preocupación que incluso el confinamiento de la pandemia: ¿para qué necesitamos profesores, si la tecnología de la comunicación y la información vuelven obsoleto su rol de transmisores de conocimiento.
               Ya hace años, en su libro de 1983 La era del vacío el sociólogo y filósofo francés criticaba a las escuelas, comparándolas con desiertos vacíos en los que los profesores, por más tecnología, técnicas de la dinámica de grupos, que pusieran en juego, lograban menos la atención de sus pupilos. 
             Y tenía razón: porque cuando los educadores quieren competir con los medios, hoy Internet incluido, no le atinan, porque su competencia es falsa y su impertinencia manifiesta.

Mediadores, provocadores y convocadores de humanidad 

Los profesores y las profesoras no son el templo del saber hecho carne y hueso. Mucho menos es la parafernalia expositiva encarnada con los mil y un recursos que la didáctica contemporánea pone a su alcance, no son meros "transmisores" de conocimiento. 
              El docente es el compañero de la inserción en el proceso de la vida humana, el testigo de que ser persona con, por y para los demás en el mundo bien vale la pena, el mediador de los valores, el formador que lleva a sus discípulos a descubrirse como seres que pueden formarse porque son capaces de poner sentimiento, imaginación, memoria, inteligencia y voluntad en juego para que la realidad sea más justa, más ética, más "como Dios quiere". 
               Educar es compartir la causa de lo humano, el sentido profundo de la vida y crear condiciones para que alguien pueda sentir más, entender más, juzgar mejor la realidad, tomar decisiones y aprenda a hacerlo hasta que sea capaz de vivir solidariamente en autonomía. Es poner en juego planes, recursos, métodos para que una persona o un grupo de personas aprendan a ser, a convivir, a saber hacer. 
                  Un mero dador de información NUNCA ha educado; cuando mucho ha transmitido datos y, por supuesto, en tiempos cibernéticos se vuelve un obsoleto, porque hoy incluso en un teléfono tenemos mucho mejores reservas para guardar conocimiento y difundirlo. El aislamiento que trajo consigo la pandemia del coronavirus lo puso suficientemente de manifiesto, como para que no quede duda.
                  Sí, los maestros jamás podrán competir con Internet, ni tendrían por qué hacerlo; dado que lo suyo, lo propiamente suyo, está más allá, en un lugar donde ningún recurso podrá llegar por sí mismo: está donde una persona se pone al lado de otra para contagiar que lo humano es posible, que tiene un lugar en un mundo a ratos con visos de inhumano. Es el lugar de la construcción de la ciudadanía, de la recreación del mundo, donde se diseñan miles de pretextos para llegar a la finalidad última del bien ser y el bien vivir.

                No es objeto de esta reflexión profundizar en cómo los educadores que comprenden las tecnologías -especialmente las de la información y comunicación- y desarrollan habilidades para su uso, logran ampliar sus horizontes de manera prácticamente exponencial.
                La tecnología siempre será medio...  El educador que realmente lo es, seguramente se mueve en otros terrenos. Pensar que los educadores perderán la competencia con la tecnología es... simplemente, no entender de estos asuntos.

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