Autor: José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más del autor, haz click aquí
https://www.coe.int/ |
Culturalmente asumimos que odiar es malo, que debemos evitarlo a toda costa. Pero si miramos con un poco de atención, pronto caeremos en cuenta que odiar, por ejemplo, la violencia intrafamiliar, puede ayudarnos en el compromiso con su erradicación; lo mismo puede decirse de la ignorancia, la desnutrición o cualquier asunto en el que la dignidad humana queda comprometida. Así, el odio, en sí mismo, no es el problema, sino la ceguera por odio.
Cuando al odiar una educación irresponsable que perpetúa la ignorancia y perdemos de vista cualquier matiz, al grado que de una manera irreflexiva odiamos a todo profesor considerándolo aborrecible y prescindible, sin distinguir los resultados reales de su praxis, entonces estamos ante algo que nos impide un compromiso real para generar alternativas educativas, pues todo nuestro dinamismo se enfocará en acabar con el gremio magisterial y no con las causas del problema que inicialmente nos movió.
No temo decir que en realidad el problema más que el odio es permitirnos que lo emocional nuble cualquier posibilidad de razonabilidad, parcializándonos a nosotros y la visión que tenemos de la realidad y los compromisos y movimientos que podemos tener para encargarnos de nosotros mismos, de nuestras relaciones intersubjetivas y de los problemas que atentan contra la dignidad humana en el mundo.
Nefasto es desconocer la importancia de las emociones en nuestro vivir cotidiano, que nos alertan y mueven para humanizarnos; tanto como quedar a expensar de sus dinamismos afectivos sin ninguna mediación razonable para integrarlas en una visión más amplia de nosotros, de nuestras relaciones con los demás y con el mundo.
Y es que el odio -la repulsa, animadversión, aversión que nos mueve a querer desaparecer algo- como todas las emociones es una encomienda ética; está encomendado a nuestra libertad. Utilizar el impulso de rebeldía para construir mejores condiciones de vida humana y humanizante actuando de manera integral, integrada (o sea, incluyendo mente y corazón, afectividad y racionalidad) es algo que depende de nosotros. Estamos llamados a responder por lo que hacemos con las emociones, por la vida que producen o por lo inhumano que traen como consecuencia.
Esta consideración, por el impacto que tiene en nuestros días, donde abundan las noticias de crímenes de odio, de polarizaciones, incluso en el nombre de lo que unos dicen que los otros no pueden o deben decir o hacer, se vuelve fundamental para nuestra actitud ética, pero también para la formación ética personal y de las generaciones jóvenes, que con buen acompañamiento educativo pueden crecer como ciudadanos capaces de diálogo e inclusión y no de división.
https://laventanaciudadana.cl/ |
Te comparto un texto de Fernando Savater, que publico en The Objective, el 23 de octubre de 2022 y que pone el dedo en la llaga, con el excelente estilo que tiene este filósofo vasco para poner en la mesa los temas fundamentales que van involucrados en la posibilidad de vivir humanizantemente y que tituló Tipos de odio (https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2022-10-23/tipos-odio/)
Facebook: Apuntes en el Camino - RR | Facebook
You tube: Apuntes en el camino RR - YouTube
Twitter: apuntesenelcaminorr