Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

jueves, 25 de junio de 2020

Analfabetismo e incompetencia comunicativa

Autor: José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más datos biográficos suyos haz click aquí
Cuidado y edición: Socorro Romero

Persona y cultura en la tarea de ser humanos


El ser humano nace carente, tiene el resto de su vida para ir remediando sus carencias, completando la persona que está llamada a ser. 
Los demás y el mundo que lo rodean le suponen infinidad de desafíos que tiene que poder acometer para realizar su vida. 
               Vive permanentemente en la tensión de adaptarse a la realidad en la que ha de vivir y transformarla humanizantemente. Interactúa con los demás para poder ser quien es y está invitado a construir una interacción sociopolítica que le brinde mejores condiciones para ser en comunidades en las cuales sean posibles la justicia y la vida en dignidad.
              El camino de ser más por, con y para los demás encargándose del mundo que se lo carga es el mismo: hay que estar atentos con todos los sentidos, entender las cosas, verificar que lo que se piensa de ellas y lo real correspondan mínimamente para poder actuar con ellas y sobre ellas, valorarlas para darles la importancia necesaria para relacionarse con ellas, decidir lo que hará, interactuar con lo real, modificarlo, responsabilizarse de esa modificación que transforma la realidad que pedirá nueva atención, entendimiento, juicios de realidad y valor, decisiones, acciones
               Y en ese dinamismo vamos creando un impresionante patrimonio de conocimientos, de valoraciones y símbolos del cual se pueden beneficiar nuestros contemporáneos y quienes nos sucederán en la tarea de ser humanos. Así, nadie comienza desde cero las tareas interrelacionadas de personalización, socialización y mundanización, pues contamos desde nuestro nacimiento con explicaciones, afirmaciones, valoraciones que nos permiten situarnos desde un punto de partida para tomar las decisiones que debamos para vivir en nuestro tiempo decidiendo aquello que entendamos, juzguemos, valoremos y deliberemos como humanizante. 
Es el humus de la cultura, en el cual todos venimos a ser, al que debemos adaptarnos porque porta la experiencia de ser humano, de las generaciones anteriores, en su tarea de humanizarse humanizando el mundo y mundanizando su humanidad. Al mismo tiempo, ser culturales nos pide una labor de transformación, porque hay que entender los cambios que se dan en el dinamismo de la realidad; hay que valorar nuevas cosas, situaciones, relaciones y convertir lo nuevo que vale la pena para vivir humanamente en algo valorable para nuestros contemporános y sucesores.

Humanizarse en el patrimonio de la cultura

Al principio las generaciones compartían entre sí y con las que venían detrás de ellos de manera oral: explicaciones prácticas sobre cómo hacer las cosas, explicaciones míticas y religiosas, sabiduría reflexiva. Unos les contaban a los otros lo importante que había en la vida para ser humanos y eso bastaba. No muy simple, pero tampoco demasiado complejo. Al paso del tiempo la oralidad no fue suficiente y nació la escritura como la posibilidad de plasmar en símbolos que representan al lenguaje todo aquello que hemos encontrado y que humaniza: lo bello, lo verdadero, lo mundano, lo religioso, las inquietudes y preguntas prácticas y trascendentes, lo útil. 
Y con la escritura nació simultáneamente la lectura, que se convirtió en uno de los accesos más importantes al patrimonio humano de preguntas y respuestas, para interactuar con los demás y con el mundo, a fin de responder a sus desafíos en lo cotidiano y extenderse más allá del tiempo y el espacio, en el arte, la técnica, la tecnología, la ciencia, la filosofía, la teología y la religión.
Leer desde el principio se convirtió en mucho más que el reconocimiento de grafías: en la puerta de entrada al pensamiento informado que puede volverse crítico y que está en la base de una comprensión personal de lo que sucede, de lo que son las cosas, de los significados y los valores que valen la pena de ser compartidos entre personas.
La lectura amplía las posibilidades de la transmisión oral 
inconmesurablemente y colabora para ponernos en la antesala de la autonomía, que es la capacidad de guiar la propia vida sin depender de los demás pero sí en diálogo con ellos, para responsabilizarse de todo aquello que nos atañe. 
Las personas autónomas pueden resolver problemas, ser responsables del mundo, tomar decisiones por motivos reales y no meramente mágicos, pueden participar cívicamente y con ello ser actores y no meros espectadores de sus propias vidas en comunidad, porque han formado una visión propia del mundo, de sí mismos, de los demás.
Quien es incapaz de leer se queda fuera de muchas oportunidades: es el analfabeta, esa persona que bien sea no reconoce siquiera las grafías de su alfabeto o la reconoce, pero no logra profundizar en los significados de lo que lee, como sucede con muchas personas, incluso algunas que tienen grados académicos (a lo que se denomina analfabetismo funcional).
El analfabetismo segrega, excluye, resta oportunidades, vuelve a los seres humanos dependientes de los demás, pues aunque la cultura oral les dé cierta sabiduría, la imposibilidad de la lectura les quita enormes posibilidades, pues se pierden del patrimonio que los humanos hemos generado para compartir humanidad a lo largo de los siglos es enorme y cuando nos es comunicado, amplía nuestra visión del mundo, la forma en la que entendemos y valoramos, los referentes para organizar nuestras emociones y tomar decisiones.
Como señala la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cuando una persona logra la alfabetización es capaz de aumentar y madurar su capacidad de aprendizaje, de acceder a la formación permanente, a la resolución menos ingenua de problemas y –muy probablemente- deseará que sus hijos y los hijos de sus hijos gocen también de los beneficios que ser alfabetizado tiene en la vida, así que fomentará escolaridad en las generaciones venideras.
Esta organización desde su fundación en 1946 se preocupó por promover la educación fundamental, con la idea de que todo ser humano, fuera o no a la escuela, tiene derecho a adquirir los conocimientos y competencias que necesita obligadamente para alcanzar una vida mejor en todos los ámbitos.
Centró uno de sus puntos de referencia al respecto en el analfabetismo, poniendo de manifiesto que era un obstáculo de enorme magnitud para la humanización en el mundo. Hacia 1965 ya había una visión claramente articulada de la importancia de trabajar por la erradicación de la existencia de personas iletradas, que no se reducía solo al desconocimiento de las grafías y su combinación para ser leídas, sino que debía encaminarse a que los alfabetizados entiendan lo que se lee.
En 1967 se promulgó el 8 de septiembre como día internacional de la alfabetización y en 1975 se declaró que la alfabetización no es solo el aprendizaje de la lectura, la escritura y las matemáticas básicas, sino una contribución a la liberación del hombre y a su plena realización.
De entonces a la fecha se han creado y fortalecido diversas iniciativas internacionales y nacionales en contra del analfabetismo. La lucha por la alfabetización ha dado frutos, si bien no ha sido una guerra totalmente ganada. En un siglo en México se pasó del 80% de analfabetos a un 6.9%, según fue registrado en el Censo de Población y Vivienda 2010.
Una palabra más sobre el analfabetismo: en el presente, con la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se han ampliado los lenguajes que hay que poder leer y que tienen que ver con la forma de construcción de los textos en mensajes, audio, video o gráficos. Los ciudadanos en la actualidad requieren además de la alfabetización para acceder a los libros y escritos, requieren la alfabetización digital, so riesgo de vivir en permanente confusión y heteronomía.
                Hoy, si bien se sigue reconociendo la importancia y magnitud del asunto que hemos venido exponiendo, se tiene conciencia de algo que es primordial: leer y escribir no es el todo del problema. 

Alfabetización y comunicación

                Se requiere comunicación competente: entender lo que alguien dice en su contexto, sus entre líneas, relacionarlo con otras ideas adquiridas por experiencia e inteligencia propias o por el diálogo y la lectura con otros, utilizar la información para resolver problemas sin esperar a que otros nos vengan a decir qué hacer. También es necesario que se pueda expresar pertinentemente a otros de manera oral y escrita lo que uno entiende, juzga y razona.
                Y en esto sí, la situación es alarmante. Mariana Meza publicó en el número de julio de 2014 de la revista AZ un artículo sobre las competencias que no encuentran las empresas en los egresados de las universidades. Señalaba que según los resultados de la Encuesta de Competencias Profesionales de aquel año, los empleadores reportaban como una de las diez incompetencias que carecen los candidatos que no saben leer, ni escribir competentemente, tampoco expresarse hablando en público y en entrevistas privadas. Mis allegados  y yo pensamos lo mismo, incluso hasta afirmamos que es uno de los autoconfinamientos de los que hay que salir para poder encargarse de uno mismo con, por y para los demás en el mundo que nos ha tocado en esta primera quinta parte del siglo XXI (
https://misapuntesenelcamino.blogspot.com/2020/06/confinamientos-de-alto-riesgo.html)
                Miles de jóvenes transitan todas las etapas del Sistema Educativo Nacional y egresan de la educación superior sin entender lo que leen, sin poderse dar a entender cuando hablan y escriben o articulan gráficos para emitir o recibir mensajes. 
              Esto se traduce en incapacidad de resolver problemas, de crear equipos de trabajo, de comprender el contexto social, político y económico en el cual deben tomar decisiones. Son una carga para la vida económica, no un aporte y ¡pasaron al menos 14 años en la escuela!
                Y lo mismo sucede en la vida pública. Siempre me ha llamado la atención que haya profesionales de la educación en escuelas públicas que critiquen al gobierno sin haber pensado siquiera que ellos son gobierno, pues son trabajadores del poder ejecutivo. Pueden descifrar las letras de la palabra gobierno, pero no entender lo que dice el vocablo.
Somos ciudadanos de segunda porque, entre otras cosas, somos incapaces para entender nuestro mundo, hacer juicios críticos y comunicarlos a otros para participar políticamente de manera correcta. No es difícil entender por qué muchas personas piensan que política es pertenecer al partido o simpatizar con él, empujar al candidato y esperar las dádivas de la ubre gobierno… ¡pues si no entienden nada!
                Este asunto de la alfabetización (poder acceder al patrimonio cultural más allá de la oralidad) y  la comunicación (recibir el mundo y compartirlo con otros para poder actuar en él), nos pone ante un panorama que da para pensar mucho: qué educación estamos dando y recibiendo, cómo se logra que una persona a través de la lecto-escritura ingrese al mundo de los significados que permiten no solo adaptarse a la realidad y transformarla. Es un llamado a que pensemos el papel que todos tenemos en esta tarea socialmente prioritaria.
Pero un poco más: da para hacer desde ya.
Quienes somos alfabetizados tenemos la labor ingente y urgente de crearnos competentes para comunicarnos entre nosotros (oralidad en distintos niveles), con los distantes en el tiempo y el espacio (lectura, escritura, alfabetización digital) porque el mundo que vivimos es muy complejo y que excluye de muchas posibilidades a millones de personas y necesitamos poder leerlo para encontrar en él y en nosotros las posibilidades que sí existen para que pese a todo haya mayor justicia, que es la cancha para que cada vez más seres humanos vivamos dignamente.
Con personas alfabetizadas y competentes en la comunicación será más posible avanzar hacia la convivencia activamente pacífica en un marco de desarrollo sostenible. Así será posible que existan más personas autónomas para tomar las decisiones correctas en los ámbitos del crecimiento económico, el desarrollo personal y social y la integración medioambiental. Con esto hay suficiente para pensar y actuar.

Publicado en Síntesis Tlaxcala, en la columna Palabras que humanizan, el 10 de septiembre de 2014 . Actualizado el 25 de junio de 2020