Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

viernes, 3 de septiembre de 2021

No podemos darnos el lujo de perder la indignación

Autor: José Rafael de Regil Vélez, si quieres conocer más datos del autor, haz click aquí

Estar indignados


Hace ya mucho tiempo Martín López Calva, entrañable amigo y educador encomiable, publicó en su columna Educación personalizante, en el medio digital Lado B, un texto provocador, rudo, casi como un reclamo y una invitación exigente y hoy todavía muy vigente: Educar la indignación (
http://ladobe.com.mx/2014/10/educar-la-indignacion/). Sus palabras todavía me resuenan
          En él, el filósofo de la educación hace eco de cómo lo que vivimos entre el dolor, el pasmo y la lamentable tendencia a acomodarnos en la realidad que no, no está bien, aunque pudiera parecer normal, cotidiana. 
         Como apasionado de la causa de lo humano nos invita a que desde la esperanza acompañemos la formación de las emociones para no dejar morir el sentimiento de enojo vehemente contra los actos de quienes nos tienen en un mundo que ve achatados los espacios para la dignidad humana, para la vida en justicia, en libertad, en posibilidad creativa, solidaria.           Hay un texto que Tupak Cilia, joven economista, escribió en la biografía que comparte en Facebook también hace tiempo y que empalma muy bien con la inquietud compartida por Martín:
Si me pregunta por qué estoy triste, tendré que responder que he conocidos las sonrisas que día a día va apagando el hambre. Tendré que contenerme para no maldecir la ignorancia que devora las esperanzas de un futuro sin pobreza. Si me preguntan el por qué de mi tristeza, he de responder que me duele la vida de 53 millones de seres que hoy no sabrán lo que es cenar, que siento el frío de aquel al que su hogar le fue arrebatado de la mano de los sueños del progreso. Me arde el alma al saber que mis hermanos mueren en una mina o una fora, porque aun muertos, me han heredado la llama de su lucha. 
Camino con la ausencia de los desaparecidos pesando sobre mis pasos; retumban en mis oídos y en todo mi ser los gritos que reclaman su regreso.
Me destroza la vida el alcance de la violencia con la que me topo a diario; la incertidumbre de no saber si mi hermano llegará a casa.
En resumen; Me duelen el hambre, el frío, la ausencia, la violencia; me duele la vida. Me duele México. Me dueles mundo.
          Andar la vida con los propios afanes, las preocupaciones de nuestra cotidianidad, pero sin dejar de sentir dolor, porque en nuestro mundo hay muchas deudas pendientes. Mujeres y hombres de todas las edades, de todos los rincones del planeta. 

          Hoy, ante los desaparecidos y las fosas comunes clandestinas, las órdenes de aprehensión hacia quienes se manifiestan opuestos a proyectos gubernamentales, la violencia múltiple que permea ambientes y espacios, los profesionales de la política que ya no logran ver de México sino lo que quieren y después lo justifican con las quiméricas palabras de su discurso insensato; el empleo tan mal pagado, la desfachatez de los delincuentes organizados y sus vínculos con el poder público, la pobreza extrema, el analfabetismo funcional, la educación reductiva, el sindicalismo corrupto y corruptor y tantas cosas inhumanas y deshumanizantes, no puedo sino unirme a Martín, a Tupak y a quienes gritan: ¡No podemos darnos el lujo de perder la indignación!
Lo que vivimos no es normal
                No, lo que vivimos no es normal. Que sea algo que se presente frecuentente, que nos acostumbremos a ello no lo vuelve normal desde el punto de vista de las posibilidades humanas. El desorden se ha establecido y acomodarse a él no le quita el carácter de desbarajuste, por más asentado que esté.                Somos muchos quienes queremos gritar a las nuevas generaciones, las que hace tan solo uno o dos lustros tenían 6, 7, 8, 9 o 10 añitos, que aunque hayan crecido viendo lo inhumano como algo cercano, casi familiar, de ninguna manera es la forma de vida, ni el camino, ni la posibilidad del futuro deseable. 
         Para ellos y no solo los mayores también la indignación es presupuesto ético para dar pasos; que sí son posibles. Que no deben esperar que algo les afecte personalmente para salir de la tranquilidad y el falso sosiego que dan acomodarse a lo que sucede y que impide la humanización posible.
          El enfado lleno de esperanza, acompañado de la razonabilidad y la lucidez de entender que lo humano es una tarea posible, es la energía que provocará el dinamismo que requerimos para ser responsables con el momento histórico que nos ha tocado vivir. Ante lo inhumano es el enojo compartido, dialogado, manifestado que se vuelve cauce de participación en las múltiples formas que están en nuestras manos, el que nos llevará milímetros, centímetros o metros más cerca del anhelado día para la humanidad posible. 
          Sí hay un lugar sensato para la paz y la justicia, para la vida fraternalmente digna. Bien sigue valiendo la pena la apuesta por encima de los injustos, los corruptos, los violentos, los que dejan fuera del banquete de la vida a millones y millones de personas por todo el mundo.
          Perder la indignación es un lujo que no podemos darnos. Abandonar la irritación por todas las situaciones deshumanizantes que nos rodean y que afectan a millones de personas, contemporáneos nuestros puede parecer conveniente si nosotros resolvemos nuestras necesidades diarias y las de nuestros cercanos, pero invariablemente terminará siendo una mala jugada, porque el futuro de lo humano quedará comprometido y nosotros también seremos responsables y deudores.
               
Publicado originalmente en Síntesis Tlaxcala, el 22 de octubre de 2014 en la columna Palabras que humanizan. Reelaborado el 03 de septiembre de 2021.
Síguenos en redes:
https://www.facebook.com/apuntesenelcaminoFTSR/
https://www.youtube.com/channel/UCykUYRNQKauYCJNgwym3khg
x