José Rafael de Regil Vélez, Si quieres conocer más sobre el autor, haz click aquí
Socorro Romero Vargas, si quieres conocer más sobre la autora, haz click aquí
El valor del profesorado
https://www.publimetro.com.mx/mx/noticias/2017/10/10/en-febrero-habra-646-nuevos-profesores-de-ingles-en-263-escuelas-normales-de-todo-el-pais.html |
La institución que valora ofrecer servicios educativos con la mayor calidad posible, necesita docentes con quienes concretar su modelo educativo, lo cual se logra con tiempo suficiente en el que haya procesos de formación permanente y la continua reflexión transformadora sobre la práctica que se logra mediante un sistema profesional de evaluación.
Evaluar para decidir
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En la escuela quien evalúa, en este caso tanto el docente como la persona de la institución encargada de esta labor, está en condiciones de saber si una persona corresponde mínimamente al perfil de su puesto, si tiene áreas de oportunidad.
Evaluador y evaluado pueden diseñar las acciones para aproximarse cada vez más a la propuesta educativa institucional y a lo que el educador mismo se propone cuando se encuentra con los estudiantes y crea las mejores condiciones posibles para que crezca integralmente como ser humano: se inserta en un proceso de mejora y continuidad que desemboca en un servicio de calidad.
Evaluador y evaluado pueden diseñar las acciones para aproximarse cada vez más a la propuesta educativa institucional y a lo que el educador mismo se propone cuando se encuentra con los estudiantes y crea las mejores condiciones posibles para que crezca integralmente como ser humano: se inserta en un proceso de mejora y continuidad que desemboca en un servicio de calidad.
Un buen proceso evaluativo debe considerar la participación diferenciada de distintos actores:
- En primer lugar la autoevaluación de cada involucrado, conforme a las funciones que realice y los propósitos personales e institucionales que hubiese tomado en el anterior proceso evaluativo.
- El jefe inmediato o encargado de acompañar al evaluado, quien pondera el cumplimiento de los requisitos institucionales y las tareas encomendadas: planeación, ejecución y evaluación de procesos educativos.
- Los compañeros (o algunos de ellos) que realizan funciones similares: evaluación de pares, quienes pueden destacar los aciertos y desaciertos del evaluado.
- Los usuarios, como los estudiantes mismos y los padres de familia, quienes expresan su percepción del desempeño del profesor, la forma en la que atiende, acompaña, retroalimenta, se comunica, etc.
La información que se desprende de la interacción de los diversos actores evaluativos debe ser consignada en diversos instrumentos que lleven a una visión sistematizada de la acción del profesor en el marco del perfil de su puesto y las necesidades institucionales. Sin esto, cualquier juicio de valor sobre el desempeño docente es un acto de sentimentalismo que puede conducir a una mala toma de decisiones sobre la permanencia o no de un docente en la institución.
Al paso de los semestres o ciclos escolares es posible tomar una decisión sustentada de quién y por qué razones sólidas pedagógicas y administrativas debe permanecer en la institución y quién por el motivo que sea debe dejarla, después de haber pasado un periodo en el que tenga realmente oportunidad de enrutar sus esfuerzos para coincidir con aquello de lo cual esté lejos en el modelo educativo y su implementación cotidiana.
¿Quién y por qué despide a los profesores?
https://elpais.com/sociedad/2012/01/13/vidayartes/1326480406_855644.html |
Cuando se tiene un sólido sistema de evaluación docente, del que se desprende un adecuado sistema de formación permanente y todos tienen oportunidades objetivas de mejora, se puede tomar una decisión más justa para todos los involucrados en caso de llegar al despido.
Cuando se carece de él puede ocurrir que los directivos despidan a las personas de manera poco sustenta; caprichosa, incluso. Los padres de familia o los propios estudiantes, por ejemplo, se quejan del docente, comienzan a hacer presión y resulta que las autoridades escolares no tiene argumentos sólidos para sostener al profesor en su puesto.
Cuando se carece de él puede ocurrir que los directivos despidan a las personas de manera poco sustenta; caprichosa, incluso. Los padres de familia o los propios estudiantes, por ejemplo, se quejan del docente, comienzan a hacer presión y resulta que las autoridades escolares no tiene argumentos sólidos para sostener al profesor en su puesto.
Como todo mundo cree que puede educar (puedes ver el artículo al respecto haciendo click aquí) se atreve a decir quién debería o no trabajar en la escuela. Pero para que eso no sea así debe haber oficio, profesionalidad administrativa para decidir la permanencia y crecimiento en calidad de una planta docente. Se trata de algo prioritario.
Son célebres (y tristes) los casos de profesores despedidos porque la institución no tiene argumentos para sostener a su docente y las decisión de su separación se tomó por sentires y percepciones. Cuando esto sucede, en el fondo el mensaje que se está dando es que quien toma las decisiones desconoce profundamente su propia propuesta y renuncia a su proyecto educativo porque no tiene cómo sostener las decisiones que toma al contratar y acompañar a su personal.
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