Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

martes, 18 de septiembre de 2018

Todos creen que saben educar

José Rafael de Regil Vélez, si quieres conocer más del autor, haz click aquí

Un oficio desdibujado

Más de una vez he escuchado cosas parecidas a esta conversación:
- me gustaría dar unas clases. Estudié arquitectura (como podría ser cualquier otra carrera).
¿Has dado clases?
- No, pero sí algunos temas y obtuve buenas calificaciones en la Universidad. Además soy entretenido al hablar en público.
Cuando esto sucede me pregunto: ¿qué pasaría si la conversación fuera en sentido inverso?
- Fíjate que tengo buen gusto y quisiera diseñar unos edificios.
¿Qué estudiaste?
- Pedagogía…
- ¿Y por qué crees que puedes hacer el trabajo de un arquitecto?
- Pues yo diseñé mi casa y me quedó bonita.
     Seguramente el profesional de la construcción me miraría cuando menos con extrañeza  porque diría “cómo es que éste, que es pedagogo, cree que sabe lo que yo para diseñar espacios? ¿Cómo se le ocurre pensar que está preparado para ello?”
     No me cabe en la cabeza pensar que de la noche a la mañana un profesor quiera actuar como médico, ingeniero, abogado sólo porque sabe cómo tomar una medicina u organizar algún proceso para producir algo en la escuela o porque entienda las cláusulas de un contrato.
    Tampoco comprendo por qué hay personas que creen que saben educar: los egresados de otras profesiones; mucho menos los padres de familia que -solo por ser padres de familia, sin preparación específica pedagógica- quieren decirle con toda autoridad a los profesores y directivos cómo hacer su trabajo, las secretarias, incluso las de las propias escuelas.
     Supongo que el profesor que se siente médico o arquitecto lo hace por ignorancia o por irresponsabilidad supina… Y creo que es lo mismo para quien usurpa la tarea pedagógica.

Educar: tarea profesional

Educar, en el sentido al cual me refiero, no es la acción que realizan las mamás con sus hijos, ni quienes los entretienen en las ludotecas, sino  la de profesionales que se esfuerzan por entender los contextos sociales, políticos y económicos de igual forma que la realidad del ser humano, su estructura psicológica, emocional, cognitiva, que reflexiona lo que es, lo que puede ser y lo que debe ser y a partir de todo ello proponen caminos para que las personas puedan construirse tales, comprender la realidad, aprender a tomar decisiones, a asumir la responsabilidad de hacerse cargo del mundo para que sea posible vivir en él dignamente.
     Se trata de una tarea compleja, que tiene marcos explicativos vastos, profundos. En ella los profesionales tienen que aplicar, adaptar e incluso crear metodologías pertinentes, rehacer el lenguaje, apoyarse en saberes diversos como el de la psicología, las neurociencias, las ciencias sociales.
     Ser padre o madre de familia no habilita por sí mismo a nadie para ser docente y menos profesional docente; tener otra licenciatura, maestría o doctorado, tampoco. Solo la práxis (reflexión - acción) hecha en un contexto de formación inicial y permanente permite a alguien asumir realmente este oficio.
     Es necesario que sea devuelta a la dignidad a la profesión docente, que no se puede ejercer solo armados de buena voluntad y alguna cuota de sentido común.
     Para esto urge ciertamente que maestros y maestras actuemos como profesionales: actualizar nuestros conocimientos teóricos, abordar los problemas que se nos presentan en las instituciones haciéndonos preguntas pertinentes, formulando hipótesis, llevando registro de nuestras acciones para sistematizar nuestros datos. Presentarnos sin vergüenza ante padres de familia, actores sociales, colegas, con la claridad de que conocemos a cabalidad nuestro oficio, que realizamos acciones sensatas que nos hacen ser más que técnicos que solo siguen las instrucciones del supervisor de turno.
     Todo mundo cree que sabe educar profesionalmente, como mucha gente cree en los reyes magos... Pero creerlo no lo vuelve algo real.

Publicado: Síntesis (Tlaxcala), 27 de enero de 2011. Reelaborado el 18 de septiembre de 2018.

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