Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

martes, 10 de noviembre de 2020

En busca del equilibrio (posiblemente) perdido

Autor: José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más sobre el autor haz click aquí.
Edición y cuidado del texto: Socorro Romero Vargas

Muchas personas en nuestro país y el mundo han visto revolucionada su vida diaria a raíz de las medidas de aislamiento que trajo consigo la pandemia: trabajo en casa, clases en casa, ejercicio en casa... Para algunas ha sido oportunidad de reconstituirse como personas, como familia. Pero me atrevo a decir que para muchas más ha supuesto en enorme desequilibrio.
    Mucha tinta se ha gastado ya en señalar que las cargas de actividad laboral y estudiantil han aumentado a niveles a veces francamente ridículos. El gremio magisterial -con el cual tengo más contacto- de repente tuvo que estar disponible desde muy temprano en la mañana hasta entrada la noche para atender a padres de familia, directivos escolares e irónicamente hasta a sus alumnos.

    Apareció el culto a las evidencias de aprendizaje y por una variedad de causas se volvió una tiranía: estudiantes, padres de familia y profesores comenzaron a vivir para hacer "trabajos y tareas", para calificarlos y con ello llenar los ojos de las autoridades que parecieron partir del hecho de que había que desconfiar de educandos y educadores por lo que decidieron cargarlos de trabajo.
    En mi entorno poco a poco ha crecido el número de papás que se cuestionan si no hubiera sido mejor dejar pasar el ciclo escolar, hasta que la escolarización estuviera mejor equilibrada, bien sea por el control de la pandemia o el de la modalidad de trabajo en casa. Atisban que la dinámica de las personas y sus familias amenaza su salud física y emocional, pone en riesgo el bienestar.
    Creo que algo parecido ha sucedido en otros oficios y profesiones, incluso alguna reflexión ya he publicado al respecto (https://misapuntesenelcamino.blogspot.com/2020/06/el-trabajo-en-casa-nuevo-rostro-del.html): el trabajo en casa se presentó como un canto de las sirenas ante el cual si se sucumbe termina uno devorado por algo que -tal vez- no sea lo más importante de la vida.
    Hay que buscar el equilibrio que parece estársenos perdiendo. Ingeniárselas para que en caso de que se hayan diluido sean recuperados los momentos para el descanso, para la convivencia con los amigos, para la activación física: el uso placentero del tiempo que no re-crea, nos reconstituye (https://misapuntesenelcamino.blogspot.com/2018/07/actividad-fisica-re-creacion-y-descanso.html).
    Para ello es importante relativizar el valor que se ha dado a la febril actividad laboral, a la demandante dinámica escolar. Como señalaba a tres meses de desatadas las medidas frente a la pandemia: dialogar con los jefes, con los clientes, con la familia y llegar a acuerdos que permitan que aunque el trabajo sea en casa tenga límites más claros que, al fin y al cabo, redundarán en un mejor rendimiento de cada persona en lo laboral, lo familiar, lo personal e incluso lo social.
    Se trata de poner en un lugar privilegiado del conjunto de las cosas que valoramos al bien-estar que permite el bien-vivir y desde ellos decidir cómo articular nuestro día a día. Y solo lo haremos si nos sabemos, sentimos y vivimos como protagonistas de lo que acontece en nuestra existencia y no como meros objetos a merced del uso que quieran darle los jefes, los clientes, los directivos, los profesores e incluso nuestros malsanos impulsos de refugiarnos en el trabajo para no vivir las demás dimensiones de nuestra existencia. Se trata de desarticular el desequilibrio, que no es sino un desorden establecido que se disfraza de algo "normal" para estos tiempos, pero que termina siendo deshumanizante. ¿Tarea difícil? Por supuesto; ¿imposible? De ninguna manera.