Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

domingo, 5 de octubre de 2025

Redefinir la docencia como una profesión colaborativa. En el Día Mundial de las y los Docentes

 José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más del autor, haz click aquí

En este Día Mundial de los Docentes [2025], la UNESCO, la OIT, el UNICEF y la Internacional de  la  Educación  exhortan  a  gobiernos  y  asociados  y  a  la  comunidad  internacional  a  suscribir el compromiso colectivo de lograr que la colaboración sea reconocida como norma dentro de la profesión docente, pues solo con una cooperación eficaz a todos los niveles podremos construir en el mundo entero sistemas educativos que sean realmente integradores, equitativos y resilientes.

 Mensaje conjunto de la UNESCO, la OIT, el UNICEF y la Internacional de la Educación

Cuando llegué a uno de los lugares donde he trabajado, dos cosas que tienen que ver con el tema de reflexión del Día Mundial de las y los docentes, llamaron fuertemente mi atención, a pesar de que ya conocía la institución.

           Por una parte, cada semestre se hacía una elección muy formal de líderes y de conformación de equipos entre los estudiantes, que eran comunicados a todo el profesorado y, a lo largo de las semanas, no tenían ninguna función real. Se trabajaba en un modelo de individual, con pequeñas acciones entre alumnos realmente poco significativas para su formación ciudadana. Era muy difícil ver un aula en la que las sillas y las mesas de trabajo estuvieran organizadas de otra forma que no fuera la fila tradicional.

          Por otra, cuando en academia de profesores tuvimos que abordar un proyecto que abarcaba varias semanas, dos o tres profesores quedaron con la actividad a cuestas, sin actas de acuerdo y con la "desaparición" silenciosa de los compañeros que no se acomodaron en la forma colaborativa que requería la encomienda.

         En múltiples niveles, las y los docentes son islas que trabajan en muchísimos casos de maravilla, pero solas y solos. De manera inmediata, eso puede ser hasta benéfico: el estudiantado tiene cuadernos impecables, resultados aceptables en exámenes, presentaciones exitosas de proyectos cuando el estilo didáctico que profesores y profesoras practicas es más activo. 

          De manera mediata, termina siendo más pérdida que ganancia: la propuesta educativa de su centro escolar termina siendo muy limitada, poco capaz de responder a desafíos contextuales, de acompañamiento educativo, de respuesta a las necesidades de niñas, niños, adolescentes y jóvenes encomendados a su labor; pues enfrentar los retos más allá de la clase que se da en el aula, requiere trabajo colaborativo, articulado, que solo se es posible cuando el sujeto educador es una comunidad y no solo mujeres y hombres en lo individual.

          Además, maestro isla forma estudiantes isla, que terminan siendo ciudadanas y ciudadanos isla, incapaces ellas y ellos de acometer la construcción del bien común en sus familias, sus trabajos, su vecindario, bajo el "mientras yo esté bien, yo cumpla, yo haga lo mío y no me meta contigo, que el mundo ruede" (creo que te gustará leer Sí te metas en lo que no te importa). De la nada, nada sale; del individualismo sale individualismo... 

Y aunque en las escuelas se diga que se forma para la colaboración y el diálogo, en realidad se educa para el cumplimiento egocéntrico que no atina a mirar más allá de entregar buenas tareas y sacar altas calificaciones.

          Todavía más: magisterio -y directivas y directivos- aislado es más fácilmente mal tratado y mal tratador laboralmente. Las directivas y directivos que solo ven los resultados individuales de sus docentes tienen muy poco empacho en deshacerse de sus subordinados, fomentando  una rotación de personal perjudicial en mucho más que el beneficio que se obtiene de dotar a un grupo de un profesor y "ya está"... Directora o director que forma comunidad educativa en la que se colabora de múltiples formas, suelen tener mucho menor rotación: el empleo es mucho más respetado.

          Podría decirse lo mismo de la relación sindical: maestro aislado es menos tomado en cuenta por sus representantes sindicales, que todo un grupo que interactúa, que se organiza, que presiona si es necesario. O la relación conflictiva con madres y padres de familia: es más fácil sumar a quienes fungen como tutores de estudiantes, cuando hay una propuesta orgánica de institución, con mecanismos de colaboración, interacción, de retroalimentación y mejora, incluso cuando las exigencias de padres y madres son justas (muchas veces lo son) y se asumen en equipo, más allá de uno o dos "involucrados").

         Las políticas públicas en torno a la educación se construyen de una forma distinta cuando brotan de la colaboración de, por y para las y los docentes, que cuando se realizan desde el voluntarismo ideológico de unos cuantos actores políticos que imponen modelos educativos, incluso normas y planes de estudios que terminan siendo ocurrencias de periodos de gobierno.

El día mundial de las docentes y los docentes surgió a partir de la iniciativa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de llamar la atención de todos los países del mundo sobre las condiciones laborales del personal docente (1966 y 1997). Ha sido acogido por la Organización de las Naciones Unidas a través de la UNESCO y la UNICEF y se conmemora desde 1994.

         Es una efeméride para no olvidar las implicaciones sociales, políticas y económicas de la profesión docente, de la cual depende en muchas formas el presente y el futuro de los países, de las sociedades.

          Con la idea de Juntos por los docentes, juntos por el mañana, este 2025 UNESCO, UNICEF, OIT y la propone bajo el eslogan Redefinir la docencia como una profesión colaborativa. 

           Es una llamada para tomar postura respecto de todo lo que he compartido en este apunte, para dar pasos reales en las escuelas, en la relación de las familias con las y los docentes... Para impulsar modelos educativos, políticas públicas que al formar desde la formación inicial docentes colaborativos, permitan una verdadera educación de mujeres y hombres colaborativos, ciudadanos capaces de colaborar para asumir los desafíos humanizantes que su aquí y ahora les demandan y que son la semilla de un futuro con espacio para la dignidad humana. Porque ante las posibilidades de la construcción humana, el yo no se basta a sí mismo (puedes leer Cuando el yo no es suficiente: ser por, con y para los demás y el mundoExitosos... y en el fondo fracasados: reflexiones al inicio de un ciclo escolar)

Muchísimas personas podemos colaborar para la dignificación y profesionalidad docente que sustraiga del aislamiento pedagógico, laboral, vocacional del magisterio, para darle carta de ciudadanía a una forma de relación que responda al imperativo antropológico de ser más por, con y para los demás. ¿qué puedes hacer en tu ámbito? Al menos, regalarte unos minutos para reflexionarlo y compartirlo. Y si hay algo más, irlo volviendo parte del patrimonio común de responder al reto de una formación más fiel al llamado de ser más con, por y para los demás en el mundo, encargándonos en un horizonte de trascendencia, del mundo que nos carga. 


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domingo, 28 de septiembre de 2025

Ser bendecido, ser bendición... Sentipensares sexagenarios

 José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más del autor, haz click aquí

ARLF... Gracias, tú lo sabes

Amiga, amigo, compañía en estos apuntes en el camino: si lees este texto, absolutamente personal y comunitario, es porque de alguna manera eres alguien en mi vida. Gracias por estar, también por leerme. Deseo de corazón que estas letras puedan ser tan tuyas como mías y que te unas en agradecimiento conmigo y por mí.

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Tengo muchos días pensando en compartir este apunte en el día de mi cumpleaños 60. Al llegarse la fecha, tanto ha rondado mi mente y mi corazón, que no sé por dónde empezar y qué tanto comulgar, porque corro el riesgo de escribir tanto que termine produciendo un texto ilegible para este blog.

Así que quiero compartir lo que más he rondado en mí: ¡soy bendito, y he caído en cuenta de que soy bendición!

  • Nací en el seno de una familia sui generis, muy extraña para muchos que se han acercado a ella, pero entrañable, que nunca me ha dejado. Soy el primer hermano sexagenario: Maggiess y Pedro no llegaron a esta edad. Agradezco lo que vivieron y lamento que no hayan podido disfrutar tanto como yo lo he hecho. Mis papás hicieron lo que pudieron por ellos y por nosotros. Influyeron en mucha gente. Agradezco haberlos tenido.
  • Entregué casi la sexta parte de mi actual vida a formarme y hacer mis primeros ensayos para ser lo que soy: educador al estilo de Juan Bosco, desde la experiencia de la buena noticia del Evangelio. Creo que desde chico me encontré con Jesús y lo que hoy técnicamente puedo llamar valores del Evangelio, valores del reinar de Dios y así como los recibí, así me puse desde entonces a compartirlo. La vida salesiana me ha dado hermanos hasta estos días. Los jóvenes de entonces hoy somos sexagenarios, y seguimos en la fraternidad del llamado que todos comulgamos.
  • He sido educador por 45 años, desde mis pininos en los oratorios festivos y centros juveniles salesianos hasta los más de 35 años como coordinador y directivo en universidades; como formador de universitarios en licenciatura y posgrado, en especial formando educadores y también filósofos y religiosos. Aprendí tantas cosas, he hecho compañeros del camino. 
  • En 1988, mientras cursaba estudios superiores, la filosofía cambió mi vida, mi manera de entenderme, de entender mi coexistencia con los demás, mi relación con el mundo en el que estaba llamado a hacer algo para que sea un poco más humanizante. He sido durante ya casi 40 años profesor de filosofía y he visto cómo reflexionar con los estudiantes, filosofar con ellas y ellos abre a dimensiones de comprensión y opciones éticas que actualmente todavía comulgamos.
  • Al educar he podido servir en diversos lugares, en contextos sociales, políticos, culturales, económicos muy distintos entre sí: Tlaxcala, Puebla, la Sierra de Oaxaca, los barrios de Medellín (Colombia), la CDMX y ahora Irapuato. Me consta en carne viva la riqueza de las personas, pero también las búsquedas y anhelos que todos compartimos, que nos hermanan, en los que nos encontramos y desde donde nos construimos en eso que llamamos educación. A mí nadie me lo cuenta: yo sé que se puede educar transculturalmente, transgeneracionalmente y que es verdad que se puede sembrar semillas de humanidad allí donde haya corazones, inteligencias y voluntades dispuestas.
  • Hoy sigo en contacto con muchas centenas de exalumnos. Compartimos una visión del ser humano, un espíritu de alegría y esperanza, mucha vida en la que se han dado tantas cosas buenas que no puedo sino reconocerme privilegiado por atestiguarlas.
  • He escrito y he trabajado para la escritura de otros. Ser difusor, editor y ahora el creador de los Apuntes me ha permitido llegar a personas y lugares que ni siquiera me imaginé. A lo largo de mis años he encontrado personas que me han dicho que leyeron algo que escribí, que les movió algo, que todavía lo recuerdan. 
  • Coordinar y dirigir equipos; poner mis cualidades y límites al servicio de la animación y gobierno en instituciones educativas ha permitido crear muchas cosas buenas. Con mujeres y hombres que me confiaron tareas de gestión directiva y otras y otros que me permitieron ser su coordinador y director fundamos dos instituciones de educación superior y una de educación media superior. Acometimos la tarea de refundar una Universidad y reformar de cabo a rabo tres preparatorias grandes e importantes regionalmente. Ser docente ha sido trascendente, pero ser líder ha expandido los horizontes de buenas noticias para jóvenes, madres y padres de familia, de una manera que nunca imaginé.
  • Juntos, en equipos que comulgamos fe y vocación, en las que cada quién se ha constituido co-líder hemos podido hacer innovaciones educativas trascendentes: formas para acortar la distancia entre el dicho y el hecho, que en las escuelas suele ser enorme... Métodos, técnicas, procedimientos para acompañar la formación de la autonomía, de la colaboración que construye bien común, y aunque suene redundante, que crea comunidad; de la convivencia pacífica, del uso de los conocimientos, habilidades y actitudes para encontrar soluciones auténticas a problemas reales. Miles de alumnos se han formado líderes para servir y hoy así proceden en distintos espacios. Juntas y juntos, un paso a la vez, siendo educadores más críticos para ser más creativos, solidarios, y en última instancia, también un poquito más éticos.
  • He amado y amo a personas que son mi columna vertebral: Adriana y Geli tienen un lugar fundamental en quien soy y por qué y para qué vivo; con ellas, Sophie, Checo y Luz. Hay, sin embargo, personas entrañables que han comulgado y aun actualmente comulgan conmigo lo que soy, lo que tengo, lo que sé, lo que hago y por lo que apuesto mi vida. Son compañía fundamental en mi camino, refugio en los momentos duros, cómplices en mis locuras, confidentes en las cosas profundas de mente y corazón, su magisterio al andar los años me ha enseñado quién soy y quién quiero ser por, con y para los demás. Me han dejado ser también algo similar para sus vidas. Mi cotidianidad transcurre en carne viva por su presencia amorosa y amante.

Sí... Dios y muchas, muchas; muchos, muchos, han dicho bien de mí, conmigo, para mí... Soy bendito... Dios y muchas, muchas; muchos, muchos, me han permitido decir bien de, con y para ellas, para ellos; me han regalado ser bendición. Y así llegó a los 60 años lleno de agradecimiento por tanto vivido y abierto con esperanza a lo por vivir. 

Los sesenta años tienen mucho de simbólico, casi mágico: me dan plena conciencia de que comienza lo que ha de ser la recta final de la vida. Ha sido más los años pasados que los que habrá de futuro. Ya no hay que desvivirse por sembrar (aunque sembrar mi humanidad y humanidad para los demás nunca termina) y mucho por disfrutar las cientos de cosechas de todo tipo que ha habido a lo largo del camino. 

Yo viví siempre acelerado, ahora ya no tengo prisa, disfruto los días, las charlas, los encuentros, los momentos de soledad y los de comunión profundo. Creo que de tanto haber vivido, con mis grandes errores y los no menos ni menores aciertos, me he ido volviendo sabio, más reposado. 

Me abro a seguir siendo bendecido por quienes me bendicen -Dios el primero-, humildemente me dispongo para que para los que caminamos de alguna manera y nos encontramos en la senda de alguna manera pueda ser bendición, compartiéndoles consuelo, certeza en la belleza de vivir, en la fuerza de comulgar.

Gracias por tantas y tantos, por tanto. Que vengan lo que venga, que si hasta ahora ha habido tanto bueno, tanta alegría y felicidad, nada me impedirá pensar que lo que ha de venir será para agradecer y portador de la esperanza para iniciar cada día amorosamente y cerrarlo con satisfacción.

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domingo, 21 de septiembre de 2025

Actúa ahora por un mundo pacífico...

 José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más del autor, haz click aquí


El llamado es claro y la ocasión no deja lugar a dudas: en el Día Internacional de la Paz 2025 somos convocados a la acción en pro de la paz; actuar por y para un mundo pacífico. Esta, como toda efeméride, es una invitación a mirarnos como humanos y a comprometernos con lo humano (La desgracia del tiempo plano)

En 1981 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acordó la instauración de un día para que en el mundo entero las personas nos detuviéramos un momento para reflexionar sobre la paz y la erradicación de la violencia. 

Ese día marcaba el comienzo de la Asamblea (la tercera semana de septiembre) como muestra y recordatorio de que uno de los motivos más importantes para que exista un organismo como la ONU -nacido después de la segunda guerra mundial- es la promoción de todo lo que tiene que ver con la paz, comenzando por acometer de frente toda forma de violencia.

En 1991 se asignó una fecha específica para la efeméride: 21 de septiembre. Ocho años después se dio un paso al desplazar el énfasis en la no violencia, hacia la cultura de paz (Declaración por una cultura de paz). Desde entonces la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, el Arte y la Cultura (Unesco) año con año se suma a muchísimas personas e instituciones para ayudarnos a fijar la atención en la Paz.

Todos somos interpelados



En el Día Internacional de la Paz 2025 se reafirma que la paz nos interpela a todos; que no solo es un asunto de nivel nacional o internacional, que pueda reducirse a la paz interior. 

Es un desafío para cada uno de nosotros; pues se trata de una forma de relacionarnos. En la paz hay respeto, tolerancia, inclusión. En la convivencia pacífica se privilegia el diálogo y la confluencia, el consenso y la concordancia en la solución de los conflictos que pueden impedir que hombro a hombro construyamos el bien común.

Comprometerse con la paz es la apuesta para actuar prontamente frente a toda violencia y en la promoción y construcción de condiciones materiales, sociales, culturales en las que sea posible vivir dignamente. Y es que hay una convicción de fondo que nos mueve: la paz es posible... tiene que ser posible

La Unesco señala acertadamente:

Todas las personas tenemos un papel que desempeñar, desde las fuerzas de mantenimiento de la paz en primera línea de conflicto hasta los miembros de la comunidad y los estudiantes en las aulas de tod el mundo. Debemos alzar la voz contra la violencia, el odio, la discriminación y la desigualdad, practicar el respecto y abrazar la diversidad de nuestro mundo.

 Al alcance de cada quien hay una acción posible. Otra vez la Unesco nos da pistas para nuestro actuar cotidiano e inmediato, que yo también suscribo:

  • Conversar con próximos y remotos sobre la urgencia de construir espacios en los que nos podamos entender para promover lo que nos permite vivir más conforme a la dignidad de ser personas: afrontamiento de la violencia, promoción de educación de calidad, de acceso a la salud, de cuidado en los distintos aspectos de nuestra vida...
  • Hacer voluntariado: los frentes son muchos y todos requieren de personas y organizaciones comprometidas con una convivencia pacífica. Solo por nombrar algunos: educación para la paz, combate de la violencia en las familias, promoción de la mujer, atención a personas y comunidades vulnerables, prevención de conductas de riesgo (peligrosas para quienes las hacen parte de sus vidas y para quienes viven a su lado o cerca de ellas y ellos).
  • Desterrar el lenguaje discriminatorio y las conductas de odio en los entornos familiares, escolares, laborales, vecinales.
  • Repudiar y señalar las conductas de acoso de cualquier tipo (ciberacoso, acoso escolar, laboral). Al respecto el mensaje en este día internacional nos dice contundentemente: "tómate el tiempo necesario para verificar los hechos antes de publicarlos en las redes sociales"
  • Comprar productos de marcas con compromiso social (y por consecuencia, evitar hasta donde sea posible los de las empresas que apoyan causas violentas, programas contra la dignidad de las personas).
  • Apoyar a las organizaciones cuya misión y acción se realiza en torno a la sostenibilidad, los derechos humanos, incluso, de manera específica, en la promoción de la cultura de paz, la solución pacífica de conflictos y el combate a la violencia.
En un nivel mediato, el genocidio en Gaza, las permanentes masacres en África, Asia, el conflicto Rusia-Ucrania, las medidas discriminatorias del presidente Trump, los feminicidios y homicidios en nuestro entorno, las desapariciones a manos de los estados, del crimen organizados... Son también situaciones que nos invitan a abrir mente y corazón globalmente, al tiempo que nos comprometemos localmente. 

Allí donde hay personas de carne y hueso, abriendo canales para la ayuda humanitaria, donde hay gobiernos ejerciendo presión internacional en los conflictos de nuestra época, donde son vulnerados los derechos humanos, podemos apoyar; porque en la realidad, lo lejano termina siendo cercano.

Actuar ahora por un mundo pacífico. La única manera que alguien se quede fuera es que no quiera entrarle. Miremos nuestro compromiso, invitemos a hora y a deshora, porque la causa de lo humano -que es también la causa por nosotros mismos- en cualquier frente y lugar es algo que bien vale la pena y en la que nos jugamos nuestro presente y nuestro futuro.

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domingo, 7 de septiembre de 2025

En los terrenos de la ternura... reflexiones al convertirme en abuelo

 José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más del autor, haz click aquí

Los últimos días de agosto y los primeros de septiembre de este 2025 fueron intensos, esperanzadores, confiados, abrazadores; llenos de experiencias y con una u otra reflexión, desprendidos del nacimiento de Sophie, hija de mi hija (y de su papá, claro, jajajaja), mi nieta.

Entre mil y un sentires...

Para compartir mejor mis sentipensares debo remontarme a hace 31 años. Corrían los meses entre 1993 y el 1994. Mi paternidad se estaba estrenando. Vivíamos en la Ciudad de México, abriendo paso a la vida: después del confort de la vida religiosa (en la cual trabajaba muchísimo, pero todo estaba asegurado) debía abrirme paso en distintos frentes para afrontar el día a día que había decidido vivir en familia.

En ese entonces trabajaba de medio tiempo en la Universidad Iberoamericana Santa Fe (hoy Ciudad de México), daba clases en cuanto lado podía, incluidos los sábados y los periodos de vacaciones, participando como facilitador en procesos de educación continua allí donde me invitaran. Al mismo tiempo estudiaba periodismo, como un complemento necesario para mi formación académica y mi presente y futuro profesional. Eran los tiempos en los que editábamos una revista, apoyábamos editoriales en su producción de libros. Todo para avanzar paso a paso.

En ese contexto nació la primogénita (su hermana llegaría tres años después en un contexto similar). El ginecólogo que seguía el proceso previo al nacimiento estaba en Toluca. En una de las presumibles últimas consultas, el galeno dijo a Leti: es necesario que nazca ahora: para más tarde ya no podría asumir yo la responsabilidad.

Así que la cesárea ocurrió mientras yo me trasladaba del sur de la Ciudad de México a la capital mexiquense. No, no pude estar presente en el alumbramiento, llegué a ver a la pequeña y su mamá ya en el cuarto del hospital del nacimiento. Tantos lustros después tal vez no recuerdo muchos detalles, pero tengo clarísimo que vivía el momento con sentimientos encontrados: una alegría enorme por la pequeña, pequeñísima que ya nos acompañaba (y lo hará para siempre, solo que de distinta forma), una preocupación por el restablecimiento de la mamá, la presión de afrontar los gastos generados hasta el momento y los que seguramente se generarían... 

Todo en mi mente y mi corazón al mismo tiempo en una sensación rara en la que parecía que se detenía el tiempo y simultánamente los minutos corrían desbocados. Dado que el nacimiento sucedió en sábado, en el trabajo se alegraron conmigo, pero me indicaron que me reportara el mismo lunes (a pesar de ser una universidad humanista, la Ibero no creía entonces en la importancia de que el padre pasara algunos de los primeros días con su retoño). 

La paternidad, desde su primer día hasta ahora, ha sido un gozo, pero en su tiempo, diría yo los primeros 20 años, también fue preocupación, ocupación, expectativa, un poco de zozobra e incertidumbre. Por supuesto: conflictos, apuesta, educación. Y a mis 29 años estaba listo para afrontar el desafío; tanto como un ser humano puede estarlo para ser padre o madre; pues aunque se estudiara para la paternidad o la maternidad, nadie sabría cómo resolverlo hasta que lo va resolviendo.

Hoy soy un papá feliz por sus hijas; conciliado con mis límites y abierto a ser familia en un contexto totalmente distinto, en el que ellas son todas unas mujeres y nosotros ya podemos utilizar la credencial del INAPAM.

Los días pasados, como he referido, fueron únicos. Pero hoy es una nueva época, nuevos tiempos para la permanente humanidad que somos y seguimos siendo.

En la casa del abuelo

El 1 de septiembre quedó marcado como la fecha en que lloró, respiró, comió, descomió entre todos nosotros mi nieta, nuestra nieta (¡que somos cuatro los involucrados!). La conocí en la sala de recuperación postquirúrgica, mientras su mamá pasaba unas laaargaaas horas antes de ir a la habitación. Fue impactante: la vi en una cunita de la que casi al mismo tiempo su papá la tomó para acercarla un poco a nosotros, en los límites que nos señalaron para verla "de lejitos".

Una niña hermosa, que abrió sus ojitos y movió su boquita como diciendo "¿quién osa interrumpir mis largos 9 meses de placidez?". Un papá ocupado de ella, al mismo tiempo que estando totalmente para su esposa, nos la mostró a su abuela paterna, sus tíos también por parte de padre y a mí. Esta vez sí pude estar algunos días al lado de la pequeñita neonata, de mi hija y mi yerno. Todo es tan igual que hace treinta años, y todo es -al mismo tiempo- tan distinto: las circunstancias son totalmente otras.

Ternura, una gran ternura, una insospechada ternura fue lo que afectó y emocionó mi corazón e inundó mi mente. Sentimiento de cariño entrañable, acompañado de profundo agradecimiento, de despreocupada esperanza. No, no era mi hija, no había que vivir el acontecimiento con las exigencias de la paternidad y la filiación, como tres décadas antes.

Y eso fue una sensación impresionante. Mi hija y su esposo tienen mayor edad que la que teníamos padre y madre de ella cuando nació en el lejano siglo pasado. Son personas hechas y derechas, lo más conscientes que se puede ser cuando se estrenan como seres humanos que comparten la vida como fruto de una decisión y asumida responsablemente, tanto cuanto se puede entender en ese momento, que realmente ha marcado un antes y un después directamente en su existencia e indirectamente en todos los que de la forma que sea somos su familia.

Al lado de los sentires ya compartidos estuvo la alegría por nuestra neonata, pero también por su madre y su padre, por la forma en la que ellos han asumido su ser familia y por el celo con el que lo han vivido en los primeros días, paradójicamente abiertos a sus cercanos, a sus redes de amistad y solidaridad. También he experimentado la certeza que solo dan los años: saldrán adelante, de a como toque y podrán hacerlo sin estar solitos, solitarios, pues muchos los acompañan y otros menos, pero consistentemente, los respaldan.

Así que para mí, frente a una nieta, la primera (¿la única?) solo hay por delante ternura, gozo, presencia sosegada, plácida; comprometida en la forma en la que mis años y mis condiciones me lo permiten. Agradecimiento profundo, permanente, por el regalo de la vida, por el misterio de la forma en la que se construyen las microhistorias que hacen nuestra historia, mi historia.

Hoy me sé y me vivo con gozo, con la fruición que solo la experiencia de que siempre, siempre, de maneras insospechadas, la vida tiene la última palabra y no cualquier cosa que atente contra ella enmascarada en la tristeza, el sufrimiento, la frustración, la pérdida. 

En la casa del abuelo se habita la cotidianeidad con la paz de quien ha aprendido que solo se vive una vida y vale la pena ser felices en ella, en la pequeñez y grandeza de cada día; agradeciendo en el presente todo bien recibido, alimentando la vida en el recuerdo del pasado que es capaz de escudriñar lo que ha construido y dejando de lado lo que tal vez no ha sumado o lo ha hecho de otra manera. Con la tranquilidad de vivir el futuro desde la esperanza que no distrae del presente, pero que le da una densidad que se construyó sabiendo que una y otra y otra vez a pesar de los pesares han sucedido siempre cosas buenas.

Que distinto ser padre de una bebé que su abuelo. Qué entrañable ser abuelo de mi pequeña. Qué reconfortante es vivir en los terrenos de la ternura.

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domingo, 24 de agosto de 2025

¡La paz es posible! ¡Tiene que ser posible!

 José Rafael de Regil Vélez, si quieres conocer más sobre el autor, haz click aquí.

He tenido que hablar, escribir, dar cursos y talleres sobre la paz, especialmente dirigidos a directivos escolares y docentes; pero también a padres de familia y estudiantes de secundaria y preparatoria. Es un asunto que me ha preocupado explícitamente desde el lejano 1994, hace la friolera de 31 años.

Ese año lejano en la memoria para muchos y que es historia para otros más, en especial los jóvenes, saludó a los mexicanos con la noticia de que teníamos una guerra en el sur del país. Los medios nos mostraron a un grupo de chiapanecos, a quienes conoceríamos con el nombre de Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Hubo muertes, balazos, violencia. En los decires de aquellos días se afirmaba que se había roto la paz de la que durante tantos años México había disfrutado, la "paz social" con la que los políticos y otros actores se llenaban la boca e inflaban sus pechos, en actitud de orgullo.

En ese entonces, al irrumpir la acción revolucionaria del EZLN, parecía que violencia era sinónimo de balazos y paz de su ausencia. Hoy, cuando nuestro país atestigua muertes y desapariciones en cantidades no vistas en décadas por doquier se encuentran voces que reclaman el cese al fuego, el retorno de la paz; que se acaben los balazos.

Pregunté a algunos alumnos de posgrado qué entendían por la palabra paz y las respuestas se orientaban hacia la tranquilidad: esa que viene cuando se acaba la zozobra de pensar que el siguiente caído o desaparecido puede ser un familiar cercano, cuando no uno mismo; la que se cuece cuando no suenan las detonaciones de los proyectiles del ejército o de la delincuencia organizada mucho o poco. Cuando puedes pensar que no serás ejecutado o una víctima colateral de alguien para quien la vida vale poco.

Creo que justamente en este momento hay que insistir en el peligro de aspirar a una paz tan reductivamente considerada: allí donde todo es tranquilo pueden ser cometidas las injusticias más violentas y que todos creamos que no pasa algo, como en aquellos tiempos en los cuales en el país no pasaba nada porque se pagaban precios de encierro, destierro o entierro.

La famosa paz social era una trampa: no había balazos, todo parecía tranquilo, pero la realidad funcionaba violentamente, pues encerraba imposibilidades para que muchos seres humanos tuvieran acceso a educación que les diera más que el burdísimo reconocimiento de grafías y dígitos, a vivienda, a distribución más equitativa de la riqueza, a participación política. Paz con violaciones a lo más profundamente humano es una paz que de ninguna manera merece tal nombre.

Todavía hoy, por ejemplo, cuando las personas hablan de convivencia escolar pacífica, se refieren a una en la que no hay manifestaciones como el acoso (bullying), el abuso, los golpes, las palabras hirientes. Y a la punición para quien de alguna manera incide en el día a día, por violento, conflictivo o indisciplinado.

Incluso, hoy se unilateraliza una dimensión de la paz, personal, íntima, subjetiva: la paz interior. Hay que acompañar el bienestar emocional de todo mundo, para que se encuentren bien, con el riesgo de que el pretendido cuasi-nirvana sea el remedio, porque si yo estoy bien, que el mundo siga su marcha (APUNTES EN EL CAMINO: ¿Paz interior? ¡CIaro!, pero...)

Pero poco se dice de que haya espacio para el acompañamiento de los estudiantes que cree condiciones para que sean más autónomos y responsables, de que existan espacios explícitos para dialogar las normas que articulan la forma de interactuar para lograr el bien común; de que la ruptura de la paz se afronte buscando la restauración de la coexistencia entre los distintos miembros de la comunidad y no la mera sanción punitiva que pocas veces llega a las apuestas éticas de las personas. 

Las condiciones de justicia en la convivencia diaria parecen no ser tema; la cultura de paz (es decir, la forma de entender y vivir lo que podemos considerar valioso para interactuar y poder buscar el bien común resolviendo adecuadamente el conflicto) no aparece; las estructuras para una convivencia en la que podamos tener lo necesario para ser la mejor persona que podemos ser, no son abordadas cuando de violencia se habla. La ciudadanía se reduce a jornadas electorales y deja de lado al compromiso profundo con el bien común.

Hay un término que en lenguaje medio oriental se expresa como Shalom -que puede ser traducido también como paz- que nos puede ilustrar mucho… Es costumbre antiquísima en los pueblos del Oriente medio saludarse con la referida expresión y con ella desear paz a quienes se encuentran en el lugar que se visite, pero se trata de la paz que se da cuando todos tienen la oportunidad de acceder a condiciones de vida como “Dios quiere”: con todo aquello que permite ser tan humanos como sea posible: vivienda, ropa, protección de quien gobierna, salud, una visión más crítica del mundo que permita solucionar creativa y solidariamente los problemas, espacio para la libertad… (APUNTES EN EL CAMINO: ¿De qué hablamos cuando decimos paz? Entre la pax romana y el shalom bíblico)

 ¡La paz es posible! ¡Tiene que ser posible! Es el grito que muchos no queremos que se extinga. En el ya también lejano 1973 Paulo VI se lo decía al mundo en su mensaje para el 1 de enero: la paz es posible... Y yo añado, cuando nuestro empeño se orienta hacia que no sea una paz boba, inconsistente, meramente carente de balazos y muertos, de bullying, ladies y lores dando pusilánimes espectáculos en las calles, pues ese es sólo su primer escalón. 

Sí es posible una paz inteligente, activa, solidaria, crítica, creativa: la que permita mejores condiciones de vida. Y para ser pacífico en este sentido hay que comenzar siéndolo desde la casa, la escuela, el lugar de trabajo. 

Sí es posible el compromiso ciudadano porque haya menos muertos y que al mismo tiempo los vivos estemos más realmente vivos.

Texto escrito por primera vez el 13 de octubre de 2011, para Síntesis Tlaxcala. Actualizado el 24 de agosto de 2025.

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