Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

sábado, 20 de mayo de 2023

Se acabó la pandemia... y tenemos deudas pendientes (1)

 José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más del autor, haz click aquí 

www.un.org

"Es con gran esperanza que declaro el fin de la covid-19 como una emergencia sanitaria mundial" señaló el 5 de mayo pasado el secretario general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus y que confirmó 4 días después para México el presidente Andrés Manuel López Obrador, al firmar el decreto que suspendió las medidas sanitarias extraordinarias suscitadas por la pandemia.

Hace 3 años en todos lados, me atrevería a decir que en todo el mundo, vivíamos en la zozobra: asustados, desconcertados, inciertos.

Meses atrás se había escuchado de un virus que en China estaba haciendo estragos y súbitamente ya estaba por doquier. Inimaginablemente, con prácticamente ninguna información, los gobiernos mandaron a todas las personas que podían a confinarse, aislarse, protegerse y proteger a las demás de contagios que nadie entendía, pero que terminaban matando a una cantidad inusual de personas.

Muchas cosas se decían, sin ton ni son, mientras teníamos que reaprender a vivir individual, social y mundanamente. Lo que era normal dejó de serlo y nos enfrentamos a una diferente normalidad.

Excepto para los difuntos, la vida continuó y llegamos a nuestros días y pareciera que esos tiempos de la pandemia solo fueron un mal trago en el camino. Los mil pendientes de la vida diaria nos han fagocitado nuevamente y nos quedan poco tiempo -y ganas- para mirar a nuestro pasado tan reciente en búsqueda de pistas para aprender de lo que  el coronavirus nos muestra de nosotros mismos. 

Hoy yo quiero detenerme un poco, porque creo que hay deudas pendientes y afrontarlas nos puede dar pie para reenrutar nuestras permanentes búsquedas humanizantes. y lo haré reparando en algunas alertas que nos mostró lo que se llamó la nueva normalidad, que no fue sino un conjunto de medidas para transitar la pandemia de una enfermedad que al final se ha vuelto parte de nuestra cotidianidad, convirtiéndose en algo endémico, parte de nuestra real normalidad.




1. Somos emociones... y más que eso

El distanciamiento, la convivencia durante mucho tiempo reducida a cuatro paredes y las mismas personas, las fake news, la sensación de encierro, la incertidumbre, la ignorancia respecto de la enfermedad, la desconfianza hacia las autoridades, la exposición permanente a las noticias con sus cifras de muertes pusieron sobre la mesa la pléyade de emociones con las que las personas respondemos a los estímulos de la realidad. 

Como nunca nos experimentamos afectivos, emocionales y descubrimos que no lo sabíamos mucho, y que tampoco sabíamos cómo manejarnos en ese terreno. Comenzamos a hablar de educación socioemocional como algo indispensable, como una dimensión fundamental de la existencia. 

Y lo uno nos lleva a lo otro: somos más que emociones: somos seres de razonabilidad y racionalidad. Platón hablaba de que los humanos nos parecemos a un carruaje de carreras movido por caballos, que requiere de un auriga, es decir, de un conductor que gobierne toda la fuerza de la caballería que empuja descomunalmente y sin guía puede causar estragos que desemboquen, incluso, en la muerte.

Las emociones son nuestros caballos. Nos mueven para reaccionar a lo que vivimos: tenemos miedo ante el peligro, nos enojamos frente a lo injusto, nos alegramos cuando hay algo recompensante, nos sorprendemos ante lo desconcertante; nos sentimos inciertos en la inseguridad... Y eso nos permite vivir, fluir. Pero cuando eso se desboca... Vivimos cosas como las que se dieron durante la pandemia y que desembocaron en agresiones, rupturas familiares, crisis de ansiedad, evasiones frente a los datos de la realidad.

Expertos como Rafael Bisquerra nos lo dicen: debemos llegar a la regulación emocional, a realizar acciones razonables desprendidas de lo que vivimos. Si algo nos da miedo, tenemos que entenderlo, relativizarlo, ponerlo en su justa medida para comprender de qué nos advierte y de qué forma debemos abordarlo, rechazarlo, Razonablemente debemos manejar lo que puede llegar a angustiarnos, lo que nos causa incertidumbre. 

Afecto, emoción, inteligencia, razón: integralidad de una persona que debe hacerse cargo de la realidad, de lo que vive; como la pandemia. Hoy podemos entender que esta ha terminado porque el virus ya es parte de nuestra forma de vida y que a ello debíamos llegar tras un proceso de endemia. Había que tener cuidado, pero no quedarnos inmóviles.



2. La salud es una tarea que debemos abordar y no podemos abandonar

Cuando se nos dieron a conocer las medidas sanitarias para lidiar con la enfermedad del Coronavirus (la denominada Covid-19) nos lo dijeron clarito: las personas con comorbilidades seríamos mucho más susceptibles a las afectaciones del padecimiento. 

La hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardiorespiratorias, la obesidad, resultaron ser de nuestros peores enemigos. Y estas afecciones resultan prevenibles, manejables cuando nuestro estilo de vida es saludable. Dicho de otra forma: está en nuestras manos vivir de tal forma que podamos afrentar situaciones adversas con una disposición física y mental que nos permita salir avantes.

Prevenir enfermedades, vivir de la mejor manera si hemos perdido la salud es una buena apuesta, que requiere formarnos para ello al tiempo que creamos ambientes familiares, laborales, escolares, vecinales que favorezcan el movimiento físico, la alimentación balanceada; que promuevan los horarios balanceados que incluyan descanso y esparcimiento, una convivencia que nos permita afrontar los desafios de la realidad compartiendo los bienes que valoramos en la búsqueda de un bien común; que nos llevan al contacto humanizante, cuidadoso y responsable de la naturaleza.

Mente sana, cuerpo sano, estilos de vida saludable: pendientes que la covid nos recordó violentamente que no podemos dejar de lado.


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