Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

sábado, 2 de marzo de 2024

Cuando la vida nos aprieta... ¡y nos vivimos agobiados! No te salves. A 50 años del poema de Benedetti

José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más del autor, haz click aquí

Carentes, necesitados, vulnerables... y un poquito asustados

https://soundcloud.com/dresignerdrugsjuicyfruttitropteabdm5/mario-benedetti-no-te-salves

Sí, así somos los humanos. Y no falta que la vida nos apriete: por la inseguridad, la enfermedad, las expectativas que no se realizan y nos frustran; por haber puesto todo el empeño en lograr un empeño y que al final no sucediera, sintiéndonos loosers, fracasados... o porque nos visite la muerte de quienes amamos o nos golpee la injusta que sucede cuando los inocentes son privados de la vida.

Nos indignan, nos agobian los feminicidios, los fraudes que dejan en la calle despojando de toda una vida de trabajo a los que pueden ser víctimas del engaño. Nos parecen insultantes los gobernantes omisos y no pocas veces cómplices del delincuente. La polarización de la riqueza, la depredación, el acceso nulo o de mala calidad a la salud que consume todos los recursos de una familia que quiere dar lo mejor a su enfermo...

Puede ser por cualquiera de esas cosas y nos sentimos presos de nosotros, de los demás, de las circunstancias... No, no es grata la sensación de quedar atrapados en la fragilidad, la flaqueza... Eso de que somos libres para vivir las excelsas dimensiones de lo humanizante nos suena lejano, pero al mismo tiempo se torna añorado... Deseamos ser liberados de todo eso que nos hace sentir tan pequeños cuando sabemos que en lo humano también hay otra grandeza, sin pesadez...

Queremos salvación. Queremos ser salvos de lo que nos atrapa, que algo o alguien nos rescate... Y comenzamos una frenética búsqueda de algo que nos salve, o de poder salvarnos. Y en esto, como en lo de creer, nos da por querer entregarnos a cualquier cosa (te recomiendo ¡Habrá que creer! ¡Sí!, pero... no cualquier cosa)... pero no, no da lo mismo esperar salvarnos a cualquier precio, de cualquier manera, porque corremos el riesgo de quedar como al principio: atrapados, fracturados, desprovistos de procesos humanizantes.

Si te salvas, no cuentes conmigo, a menos que...

Hace años, muchos ya, cincuenta para ser precisos, Mario Benedetti publicó Poemas de otros, y en ese libro de sus tiempos del exilio fue compendiada una composición titulada No te salves... 

Hay en su lírica gestada en la militancia no resignada en tiempos de la doctrina de seguridad nacional que imperó en Sudaméria, un grito, una provocación para no detener lo más profundo humano que tenemos en aras de salvaciones que nos dejan inmóviles al borde del camino (como los presentismos sin memoria agradecida y pulsión de vida esperanzada para lo porvenir), o que nos quitan la alegría buscando abandonar cosas tan humanos como lo sensual (lo sensitivo, pues), lo placentero, la complicidad de los amores y las amistades -con sus dolores incluidos que nos llevan a vivir también en carne viva, pero siempre de manera entrañable-, o entregar todo a manos de un Estado al que llegamos a considerar mesiánico, o al consumo salvaje, que nos embriaga de sensaciones de libertad la mayor parte de las veces tan solo aparentes... 

Y se pronuncia: si salvarte es inhumano, no te quedes conmigo, que quiero ser libre en, desde, por, para lo humano y más allá de lo humano en una salvación definitiva que comienza en la construcción de las posibilidades integradoras humanizantes; es decir, viviendo como seres corpóreos-metacorpóros; finitos-infinitos; en soledad y comunión, en necesidad/situación y libertad; agónica y lúdicamente; sensual y razonablemente, en el límite y en su trascendencia... }

Francisco Clavel, a quien conocí siendo sacerdote y que después fuera obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, y que fue el facilitador del primer curso que tomé de teología en el ciclo escolar 1983-1984, cuando cursaba mi último año de normal, nos decía: salvación integral, para el hombre integral: con los pies en la tierra, con los brazos en el mundo, el corazón con los demás y todo ello apuntando a la plenitud que la fe en el resucitado nos dice que es real: ya, pero todavía no.

Te dejo el quincuagenario poema No te salves, en versión escrita, declamada y cantada... Me gustaría que nos salvemos en comunión, pero no a cualquier precio... Porque si no, tal vez deba decirte: "entonces, no te quedes conmigo".

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
 
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.


Mario Benedetti leyendo No te salves...


Mexicanto: musicaliza e interpreta No te salves



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