Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

domingo, 29 de junio de 2025

Si quieres la paz, prepara la paz (si vis pacem, para pacem)

 José Rafael de Regil Vélez. Si quieres conocer más del autor, haz click aquí

Esta mañana leí un artículo de Fabio Colagrande, que me pareció no solo interesante, sino pertinente (https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2025-06/los-papas-y-la-doctrina-social-la-paz-mas-alla-de-la-disuasion.html). Me empujó, tal cual, a construir y compartir este apunte para nuestro caminar en el que la paz pende -otra vez y de muchas maneras de un hilo.

De manera sencilla, puntual, el autor nos llama la atención sobre el límite de la teoría de la disuasión, que encuentra en la frase latina Si vis pacem, para bellum (Si quieres la paz, prepárate para la guerra); límite percibible prácticamente para todos nosotros.

Al reflexionar, trae a colación a los papas Juan XXIII (Pacem in terris) y Pablo VI (instaurador de la Jornada Mundial de la Paz en 1967). Esos obispos de la ciudad de Roma y Pontífices del mundo católico, llamaron la atención de sus contemporáneos y ahora la nuestra sobre los límites de la teoría y de la actitud de la disuasión: aprovechar los tiempos de paz para llenar sus arsenales de armas, con el pretexto de estar listos "para la defensa", de amedrentar al otro provocándole miedo y sumisión. 

Ambos prelados vivieron en los tiempos de la carrera armamentista de la guerra fría y supieron por sí mismos y por los testimonios de millones de personas que el pregonado para bellum conduce necesariamente a gastos de cantidades incomprensibles en ejército e instrumentos que son diseñados para sembrar muerte y dominio y también a la sensación permanente de angustia y miedo por la siempre presente posibilidad de la ruptura del equilibrio interrelacional que puede llevar a muerte, dolor, destrucción, sufrimiento y, ya entrados en cuenta, al exterminio.

Desde entonces se ha hablado de lo que se puede hacer con tan solo porciones del presupuesto de defensa de países y bloques internacionales: avance en todas las materias de desarrollo humano que son parte esencia de la construcción de la paz en un marco de derechos humanos: salud, educación, construcción de infraestructura, abatimiento de brechas tecnológicas. Máxime si las personas se relacionan e interactúan más allá del miedo, la subordinación servil y el sometimiento.

Si vis pacem, para pacem... Si quieres paz, prepárate en la paz para la paz, construye la paz, genera relaciones de convivencia pacífica, apuesta por las condiciones necesarias para vivir en la dignidad de ser personas humanas... Y aprende a resolver dialógicamente los conflictos que se desprenden de las contradicciones propias de la búsqueda de la satisfacción de todo tipo de necesidades humanas.

Para vivir en la paz, vivir construyendo paz... 

La paz, lo he escrito muchas veces (sigue este hipervínculo para acceder a los artículos https://misapuntesenelcamino.blogspot.com/search/label/Paz), no es producto del azar, de la alineación de los planetas, de "levantarse y decretar su existencia". Es un proceso que se construye día a día y en todos los niveles: la paz interior, en la familia, la colonia, la ciudad, el estado, el país... Y también en las relaciones internacionales.

La paz es una forma de vivir en el que se apuesta porque las personas tengamos lo que necesitamos para ser más plenamente tales en la situación en la que nos encontremos. Tiene dimensiones interiores afectivas, intelectivas, volitivas, psicológicas, pero también condiciones externas y que se han ido explicitando en lo que hoy conocemos como derechos humanos, de todas las "generaciones", en todos los aspectos de la vida.

Si vis pacem, para pacem... Sea cual sea tu nivel de interlocución. 

  • Creo que hay algo que realmente nos ha dejado en claro el primer cuarto del siglo XX: la importancia del mundo interior, la salud afectiva y mental, la paz interior (puedes leer https://misapuntesenelcamino.blogspot.com/2022/10/paz-interior-ciaro-pero.html). Importante, decisiva, pero no suficiente.
  • La paz en la familia, lugar en el que mucho más fácilmente se dan faltas de respeto, abusos, discriminación, la mala comunicación y la silenciosa, pero no menos destructiva, indiferencia.
  • Los lugares de nuestra actividad cotidiana: la escuela o el trabajo, en el que fácilmente la irresolución o mala solución de conflictos deviene en violencia escolar o laboral con sus manifestaciones diversas: cibernética, psicosocial, verbal, sexual, física. Hemos avanzado mucho como sociedad para comprender estos fenómenos, sus causas y comenzamos a tener una mejor idea de la importancia de generar una cultura de paz y de atender las incidencias que denigran y por ello son violentas.
  • Los medios de comunicación y las redes sociales nos hablan de la violencia en las calles de nuestros lugares: desde las ladies y los Lords, las golpizas entre automovilistas, con los motociclistas, hasta las muertes por extorsión, ajustes de cuentas, disputas por territorios delictivos.
  • Sin ser tan cruentos, sangrientos, existen las situaciones en las que al cobijo de las estructuras jurídicas, económicas y políticas mujeres y hombres son defraudados, mueren por negligencia médica, son encarcelados por incompetencia o abuso de quienes han estudiado derecho y ejercen en juzgados, fiscalías y tribunales.

Y en ninguno de los ámbitos señalados la paz será una resultante cotidiana de la violencia. 

El jefe autoritario -quien en el miedo que le produce sentirse falto de autoridad termina convertido en acosador, abusador, denigrador- logra muy poco en su equipo de trabajo reforzando sus actitudes violentas. Logrará mucho más en una estructura participativa, en la que han sido construidas adecuadas estructuras de planeación, evaluación y reconocimiento de las personas. 

Se pueden decir cosas semejantes de los padres y las madres de familia, los educadores, los servidores públicos que no logran causes pacíficos para su interacción y convivencia cotidianas.

Preparar la paz... educando

No puedo cerrar esta reflexión sin volver a poner el dedo en el renglón. La única forma en la que las personas podamos construirnos actores y actrices pacíficos es aprender a vivir en la paz para la paz, en procesos educativos que nos permitan vivir pacíficamente y entender las condiciones, necesidades, métodos y técnicas para sortear cosas tan humanas como las irresponsabilidades que terminan afectándonos a muchos, los conflictos, los malos manejos socio afectivos, las violencias.

Las familias, las escuelas, las demás instituciones sociales que educan, están éticamente impelidas a tener pedagogías, hebegogías, andragogías de la paz; a conducirse creando de manera consciente ambientes en los que se concrete la cultura de paz: es decir, cultura en la que las personas compartan significados sobre la interrelación pacífica y compartan un mínimo de valores para interactuar juntos salvando no solo el bien individual; sino de alguna manera el bien común.

Procesos educativos para solucionar conflictos, para afrontar violencias con herramientas comunicativas, de la dinámica de grupos, estructurales, normativos... Procesos en los que quienes los viven tengan una forma cotidiana de vivir, que tenga espacios de reflexión para evaluar su convivencia, para entender cómo se construye la paz para la paz. 

La carrera armamenticia comienza en casa, la escuela, el trabajo, los centro sociales, y no solo con las armas físicas, sino con todo el arsenal que podemos acopiar para abatir física, psicológica o éticamente la vida propia y la de los demás. 

Hoy, como siempre, invertir en sumar humanidad antes que solamente en herramientas de defensa, sigue siendo sin duda, una apuesta más viable tanto para lo inmediato como para lo mediato y macro, como los conflictos macros (nacionales einternacionales) que tantos contemporáneos han matado y siguen matando.

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