Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Agradecimiento y esperanza

José Rafael de Regil Vélez, si quieres conocer más del autor haz click aquí


Mirar al futuro con todo y el pasado

Llega el año nuevo: es inevitable… nos saluda con un misterioso encanto, como invitándonos a la redención, a darnos una nueva oportunidad. En estos días muchos nos sentimos llamados a pensar de alguna manera en el futuro, el porvenir; es más: circula un ánimo optimista. No miento al decir que los últimos días de diciembre son propicios para la esperanza.
          La esperanza es la seguridad de que es posible un futuro en el que hay oportunidades para lo humano y no una mera quimera. Sin embargo, tras ver cuánto dura el compromiso con los propios propósitos de año nuevo pudiera parecer que hay más de ilusión que de verdad en eso de que el mañana está preñado de humanidad. Y ni se diga si damos un vistazo a las miles y miles de cosas injustas e inhumanas que atestiguamos día a día.
          Al final nada cambia, seguimos instalados en lo mismo. Y es que estamos todavía en el terreno de los sentimientos inmediatos, no de la esperanza.
          Nos parece que la única forma de dar consistencia a la esperanza a fin de que sirva de motor y brújula para lo por-venir es que logremos hacer un triple movimiento simultáneo: leer el ayer en el hoy para descubrir las semillas del mañana en su profundidad.

El dinamismo de la esperanza

          En realidad solo tenemos el hoy, el momento, y en él es donde nos posicionamos ante la vida. Puede ser descuidadamente, o con pesimismo o de manera superficial…

          
Pero lo actual también podemos encararlo con corazón abierto y mirada atenta, contemplándolo. Y para ello es básico volver los ojos al pasado inmediato, mediato o lejano, allí donde hemos vivido situaciones llenas de densidad existencial, porque nos han puesto cara a cara con lo más llanamente humano: la muerte, el inicio de la vida, la frustración, la alegría, la sensación efímera e intensa de plenitud, la presencia amorosa de alguien o para con alguien, el cierre de ciclos vitales. La lista puede ser tan grande como formas de ser persona existan.
         Es en este acto que traemos a nosotros a las personas de nuestra vida, las circunstancias, los hechos, con la intensidad de lo que vemos, oímos, sentimos, olimos, pero con la serenidad que puede dar la distancia emocional.
          Pasado el primer encuentro con la memoria y convertidos los acontecimientos en recuerdos (los que han sido traídos nuevamente al corazón) hay que dar un segundo paso: con toda la apertura y decisión de mente y corazón hay que penetrar lo vivido con el sentimiento y la imaginación, hasta encontrar aquello que nos ha sido regalado para poder seguir siendo quienes somos, para que los nuestros sean una mejor versión de ellos mismos. Puede ser que nos encontremos con cosas evidentes, que nos aparecen inmediatamente, pero puede ser que estemos ante algo pequeño, al parecer insignificante, pero que es semilla humanizante. Si lo buscamos con generosidad, seguro es que lo encontraremos.
          Una vez encontrado hay que dejar fluir el agradecimiento. Agradecer reconcilia; es decir restablece el concilio con nosotros mismos, con los demás, con el mundo y las circunstancias que nos han tocado transitar… Nos centra, nos descentra y nos sobrecentra en un dinamismo que nos lleva a dejar de re-vivir para posicionarnos hacia adelante, sabedores de que pase lo que pase siempre hay posibilidades para lo humano, para salir avantes en la aventura de vivir. Agradecer nos permite saber desde las entrañas que lo agradecido es real, existente y por ello se vuelve promesa de que sí pasan cosas buenas, aunque sean sencillas y que son prenda de que la vida tiene siempre la última palabra, por encima de cualquier mala nueva.

La fuerza del esperanzado

Quien comienza cada día lleno de esperanza no es un iluso, un soñador con los pies quién sabe dónde, sino una persona fuerte que avanza con los pies muy firmes en el suelo que pisa, pero con la mente y el corazón abiertos a las posibilidades que sabe que llegarán, porque ha contemplado una y otra vez lo dado, y se da cuenta que allí se encuentran las semillas de lo que se está dando y está totalmente germinado de buenas noticias.
          Agradecimiento y esperanza: excelente apuesta para esto últimos días decembrinos, en la medida en que los vivimos con apertura agradecida al pasado y esperanzada por el futuro, porque estamos seguros que el año nuevo y lo que venga siempre están llenos de oportunidades para la dignidad de vivir por, con y para los demás, dejando nuestro mundo de alguna manera un poco mejor que como se le ha encontrado. Y vivir, entonces, genuinamente reconciliados, con la frente en alto y el paso decidido.





Síguenos en facebook:

Fitness & Trekking SR: https://www.facebook.com/FITNESSTREKKINGSR/
Apuntes en el Camino RR: https://www.facebook.com/apuntesenelcaminorr