Caminar, vivir, compartir...

Durante años viajeros han apuntado en libretas sus vivencias, hallazgos, descubrimientos, curiosidades... Esta es una de ellas, con los apuntes al vuelo de este viajar por la vida . Estas notas brotan de lo que va pasando por mente y corazón en el auto, en la charla, al leer o mirar multimedia. Y se convierten en un espacio de convergencia entre los amigos, quienes también aquí pueden compartir los apuntes que van haciendo de su caminar por la vida.

jueves, 31 de agosto de 2023

Exitosos... y en el fondo fracasados: reflexiones al inicio de un ciclo escolar

José Rafael de Regil Vélez... Si quieres conocer más del autor, haz click aquí 

Soy testigo de primera mano: lo viví en mi infancia y primera juventud, lo volví a vivir como padre: ¡el primer día de clases tiene su encanto! La víspera todo es nerviosismo: por los útiles, por los uniformes, por lo que nos deparará el destino cuando comenzamos un nivel educativo, por los compañeros que reencontraremos y los profesores que nos darán clase.

En la familia y entre los amigos nos deseamos que el ciclo que comenzará de alguna manera sea exitoso; lo cual suele querer decir que pretendemos poder celebrar el último día de clases el cumplimiento de los logros esperados.

¿Logro escolar?

Hay en la atmósfera una expectativa generada culturalmente, pasaada de generación en generación que pone en la mira un ideal de estudiante -del género que sea- triunfante:

  • Por supuesto: que ha logrado muy buen promedio -sorprendente o no... Con una gran colección de dieces en sus calificaciones. Y si eso significa varias apariciones en el cuadro de honor donde lo haya, pues mejor.
  • Que haya pertenecido a la escolta, o a cualquier grupo representativo al que se llegue por ser bien portado, de buenas calificaciones o por haber sido reconocido por sus profesores.
  • Que sea obediente, discreto, capaz de hablar sin lenguaje soez al menos en público. Su capacidad de seguir al pie de la letra instrucciones porque así han sido señaladas debe ser impecable.
  • Que no haya criticado a la autoridad, bajo el entendido de que profesores y directivos bien saben lo que hacen. Y si hay algún problema, son capaces de mandar a sus madres o padres a que los defiendan, a que se quejen e incluso reviertan las decisiones que ellos no cuestionan en público.
  • Que demuestre que puede leer en voz alta de manera satisfactoria.
  • Que no haya provocado que sus padres o tutores tuvieran que comparecer ante los profesores o autoridades escolares en aras del mal comportamiento, las tareas  no entregadas o las bajas calificaciones.
  • Que haya sido jefe de equipo y que sus entregas hayan sacado buenas notas, aun cuando eso significara hacer la parte de los demás a costa -incluso- de poner su nombre en la portada sin que hubieran participado o dejándoles tan solo un par de palabras en la presentación frente al grupo.
  • Que lo hayan invitado a los concursos de zona escolar, región, estado o por qué no, a los nacionales.

En el imaginario suele estar la foto justo antes del receso de verano en la que aparecen la familia y el o la colegial triunfante: ¡misión cumplida!

No es la primera vez que en estos apuntes comparto reflexiones sobre el sentido de la escuela, mirado en perspectiva educativa (porque sí creo que se puede ser un escolarizado mal educado... ¿Escuela para qué? Reflexiones de sentido¿Tiene sentido volver a la escuela? ¿jEs esa la pregunta pertinente?). 

Soy un convencido de que esta institución es un lugar privilegiado para educar y 43 años de experiencia me permiten reflexionar sobre la referida expectativa de éxito que suele campear en nuestras culturas. A lo largo del tiempo he ido entendiendo que muchos de estos indicadores populares pueden ser, en realidad, síntomas de fracaso para la vida.

¡Fracaso escolar!

Comparto algunas de las cosas que me preocupan y que considero fracaso escolar -fracaso educativo más atinadamente-, incluso con un diploma y un certificado de estudio lleno de buenas calificaciones y un uniforme portado excelentemente.

  • Fracasa quien no es capaz de colaborar, de sumar personas, de entender y vivir que en la vida hacer todo solo con tal de lograr un diez lleva a perder el matrimonio, a que el equipo de trabajo mal logre sus metas.
  • Fracasa quien no es capaz de asumir que hay diversidad de ideas, de valoraciones, de comportamientos y que hay que trabajar para construir acuerdos que establezcan los mínimos para poder alcanzar objetivos compartidos, bienes en común.
  • Fracasa quien cada vez que se topa con un problema "delega hacia arriba" pretendiendo que sea una autoridad quien soluciones diferencias, irresponsabilidades, pleitos, en lugar de asumir que está en sus manos construir el tipo de convivencia que asuma los conflictos como posibilidad de colaboración y crecimiento.
  • Fracasa quien solo sigue órdenes sin saber qué es lo que se pretende que sea logrado, haciendo actos de fe en el profesor, los directivos, incluso los padres. La heteronomía es un cáncer que debilita e inmoviliza personas, grupos, equipos, incluso la estructura familiar misma.
  • Fracasa quien no logra establecer finalidades que le permitan realizarse por, con y para los demás; que lo lleven a intentar que este mundo sea un poco mejor tras haber vivido en él.
  • Fracasa quien no es capaz de entender que hacer siempre lo mismo que no funciona no llevará a una solución, que es necesario intentar pensar por sí mismos y buscar alternativas de causes para lograr mejores prácticas, mejores resultados.
  • Fracasa quien no logra tomar decisiones éticas -razonables, en las que se articulen afectos, emociones, razonabilidades- y se conforma con moralinas, con hacer lo que todo mundo dice que siempre ha sido bueno, aunque ya no permita el crecimiento de las personas, la libertad responsable.
  • Fracasa quien no es capaz de conversar, de dialogar para construir paz, esa manera de ser y vivir que permite que de alguna manera se vayan construyendo posibilidades de vida humana digna (Construir la paz: diálogo, educación y trabajo)
  • Fracasa quien no es capaz de cuidarse, cuidar a los demás, cuidar el mundo y no solo de volver a todo o a todos instrumento en función de su propias conveniencias. Sin cuidado el presente y el futuro quedan muy arriesgados (Me cuidas, te cuido, nos cuidamos).
  • Fracasa quien no es capaz de entender en diversos niveles y perspectivas el mundo y utiliza la visión que se construye con matemáticas, con ciencias naturales y sociales para comprender las cosas de la vida diaria y solucionarlas menos ingenua y mágicamente; como quien habiendo sacado diez en geometría debe devolver un mueble a la tienda en la que lo compró porque no pudo meterlo en su casa dado que el volumen es mayor que el que puede pasar por puertas o ventanas).
  • Fracasa quien recibe el conocimiento sin nunca cuestionarlo, siendo reo de ideologías de cualquier cuño, repetidas como cantaleta, incluso cuando sus afirmaciones sean contradictorias con la realidad en la que se vive... Y por supuesto, con la dosis de adoración a los profetas ideológicos seleccionados por mero sentimiento y por prácticamente nada de razonamiento crítico.
  • Fracasa quien reduce la realidad a su subjetividad, quien en busca de paz interior olvida que más alla de la propia nariz hay mujeres y hombres en situaciones de vulnerabiidad, pobreza e injusticia que requieren de un compromiso política de todos en busca de bienes más allá de la quietud y la tranquilidad individuales.
  • Fracasa quien en nombre de la recuperación del afecto, las emociones y los sentimientos, reduce su actuar a sentimentalismo voluntarista, a elegir por gusto, por satisfacción cuando hay cosas que razonablemente hay que buscar, aunque no sean tan inicial y afectivamente tan gratificantes.
  • Fracasa quien teniendo un titulo universitario se desenvuelve en todos los ámbitos de su lugar de trabajo como quien nunca hubiera pasado por la escuela.
  • Fracasa quien es incapaz de comunicarse, quien no puede distinguir las fuentes de información y da por hecho cualquier cosa que se le diga, incluso si es Fake).

Y sí, sí existen quienes egresaron exitosamente  de las escuelas en los diversos niveles y que son fracasados... Y es muy triste, porque el mundo que nos tocó vivir tiene desafíos que requiere de nosotros estar a la altura con nuestras formas de saber, de saber hacer, de saber convivir, de saber ser, de saber decidir, de saber amar. 

Hoy estoy, estamos, nuevamente frente al inicio de un ciclo escolar.  Es un buen momento para pensar y repensar para que sirven las escuelas como instituciones educadoras. De repensarnos como padres de familia, como educadores profesionales, como estudiantes. Todos juntos estamos llamados a redefinir la teleología de la educación escolarizada; a poner indicadores de "éxito escolar" mucho más cercanos a la vida que se vive fuera de las paredes de la escuela.

He visto también a lo largo de mis décadas como educador a personas e instituciones muy comprometidas en educar escolarmente, en acompañar a las personas niñas y jóvenes en el proceso de descubrirse y construirse más cabalmente con, por y para los demás, preparándolos para movilizar sentires y pensares para construir un mundo mejor. 

Así que sí, sí se puede. Pero no es magia, sino compromiso de ir más allá de las apariencias de lo que "todo mundo" considera exitoso, para entrar en el terreno de lo realmente realizante. El logro escolar, este de la educación y no la mera repetición del status quo está en nuestras manos... Aunque el fracaso escolar también está a nuestro alcance y el de nuestras decisiones: ¿por cuál optamos?


* * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Síguenos en redes: